Que el patrimonio histórico-artístico de España es uno de los más interesantes del mundo, creo que hoy día resulta indiscutible y fácil de probar. Que frecuentemente es valorado como tal, al menos por los expertos en el tema, seguro que también. Que el carácter anárquico y desapegado del español, siempre proclive a ensalzar lo que viene de fuera y poco dado a reconocer lo propio, ha llevado a que excepcionales obras de arte dispersas por suelo hispano sean con frecuencia poco conocidas e incluso minusvaloradas, caben pocas dudas al respecto.

Con ocasión de uno de esos, cada vez más frecuentes, días en los que se conmemora un evento presuntamente importante, una bloguera de viajes propuso adherirse a él de alguna manera, destacando una decena de hitos del patrimonio histórico-artístico español. Nunca he sido, ni jamás seré, patriota, y no digo esto para pagar un peaje a los denominados nacionalismos periféricos, pero me considero un gran defensor del patrimonio hispano, como lo soy del portugués, del iraní o del uzbeco, por ejemplo. No tuve duda alguna en aceptar el envite, por consiguiente, y de inmediato comencé a considerar que tipo de obras merecerían estar encuadradas dentro de este ámbito.

Puesto que los grandes monumentos almacenados en suelo hispano ya están suficientemente reconocidos, consideré que mi aporte sería de mayor interés si me centrara en obras menos divulgadas. Quizás tan valiosas como las que se llevan todos los méritos a nivel mundial, pero poco valoradas y conocidas en general. Para evitar repetirme en exceso, intentaré diversificar con relación al tipo de monumento considerado y a su posición geográfica. Sin más preámbulos, aquí tenéis una serie de monumentos españoles que, estoy seguro, no os defraudarán si les dais una oportunidad.

Palacio del Infantado (Guadalajara, Guadalajara): Tantas veces escuché decir que en Guadalajara no había nada interesante para visitar, que no pude menos que dar una vuelta por allí. Y lo que vi en la ciudad alcarreña me dejó anonadado. El fabuloso palacio del Infantado es probablemente la obra de arquitectura civil gótica más impactante a nivel mundial. Construida a mayor gloria de una rama de la poderosa familia Mendoza, estuvo olvidada durante demasiado tiempo, aunque hoy día luce en todo su esplendor y no consigue dejar indiferente a ningún visitante.

Tholos de El Romeral (Antequera, Málaga): Alejada de sus vecinos, los extraordinarios dólmenes de Menga y Viera, y un tanto oscurecida por ellos, la denominada antiguamente cueva de El Romeral languidece en cierto modo a las afueras de Antequera. O al menos eso me pareció cuando llegué a pie a visitarla y mantuve una larga e interesante conversación con su vigilante, sin nadie que nos interrumpiera durante un largo rato. Aún mantengo esperanzas de que sea valorada como se merece: dentro de poco más de un mes es muy posible que sea declarada Patrimonio Mundial por fin.

Monasterio del Palancar (Municipio de Pedroso de Acim, Cáceres): Juan de Garavito fue, sin duda, una figura a la altura de la época que le tocó vivir. Firme defensor de la austeridad franciscana tomó los hábitos en el minúsculo y desconocido monasterio de San Pedro de los Majarretes, y dio ejemplo de su doctrina fundando diversos otros cenobios, donde llegaba a dormir sentado ante la falta de espacio para tenderse. Uno de ellos es el encantador monasterio del Palancar, todavía en uso y que es considerado el más pequeño del mundo en su especie.

Iglesia de San Julián de los Prados (Oviedo, Asturias): Vale, vale, este templo está declarado Patrimonio Mundial y debería estar lo suficientemente reconocido. Sin embargo, no es así y la mayoría de quienes presumen de haber visitado algún ejemplo del prerrománico asturiano se centran en las cercanas iglesias de Santa María del Naranco y San Miguel de Lillo. San Julián de los Prados tiene suficiente interés por sí misma y en ella destacan unos maravillosos frescos únicos en su género.

Arco de Medinaceli (Medinaceli, Soria): Construido probablemente en el siglo I, el arco de Medinaceli servía a la vez tanto de arco de triunfo como de acceso a la población romana donde estaba situado. Es a la vez el único arco de tres vanos y el mejor ejemplo de arco triunfal romano en España. Su situación a unos mil doscientos metros de altitud lo ha dejado a merced de los elementos, por lo que los grabados de su lado norte aparecen un tanto desgastados, pero aun así se adivina, entre otras, una referencia al ilustre Augusto.

Imafronte de la catedral de Santa María (Murcia, Murcia): Considerada por los expertos una obra maestra del barroco español, la fachada de la catedral de Murcia no tiene parangón con ninguna otra de su género. Auténtico retablo en piedra fue construida en el siglo XVIII para sustituir a una anterior, que había sido gravemente afectada por una riada. Muestra numerosas imágenes de santos, aunque el cuerpo central está dedicado a la Virgen María, que aparece rodeada por los arcángeles.

Palacete Laredo (Alcalá de Henares, Madrid): Mucho menos valorado que las grandes obras del modernismo catalán, el alcalaíno Palacete Laredo no carece de interés. Fue construido a finales del siglo XIX por un visionario llamado Manuel Laredo, que lo dedicó a residencia particular. Muestra una fusión de diferentes estilos arquitectónicos y ofrece diversos guiños a construcciones relevantes del panorama hispano, como una sala inspirada en la Alhambra.

Iglesia de San Pedro (Lárrede, Huesca): Existe un nutrido grupo de iglesias en la comarca oscense del Serrablo sobre las que los expertos no se ponen de acuerdo en considerarlas prerrománicas, mozárabes o parte del primer románico. Lo que parece claro es que fueron edificadas fundamentalmente en el siglo XI y que comparten una serie de características comunes, entre las que destaca su austeridad. Quizás el mejor ejemplo sea la iglesia de San Pedro, construida a mediados de ese siglo en la pequeña población de Lárrede.

Monasterio de Valvanera (Anguiano, La Rioja): Muy venerado en tierras riojanas, el monasterio de Valvanera queda un tanto difuminado fuera de ellas debido al esplendor que despiden los no muy lejanos monasterios de Suso y Yuso. Existe presencia monástica en este espectacular emplazamiento al menos desde el siglo X, aunque con algunas lagunas, como la sufrida durante la nefasta desamortización de Mendizábal. El templo actual del monasterio fue construido a finales del siglo XIV.

Castillo de Montalbán (Municipio de San Martín de Montalbán, Toledo): Si las paredes del castillo de Montalbán pudieran hablar, seguro que contarían numerosas e interesantes historias. Por ejemplo, cuando el mismísimo rey de Castilla fue asediado y tuvo que refugiarse entre sus muros durante varios meses. Tras desvanecerse lentamente en el olvido, en la actualidad presenta un estado de ruina que amenaza con llevarlo a su defunción definitiva. Esperemos que muy pronto sea valorado como lo merece y se tomen las medidas necesarias para impedirlo.

Según el resto de participantes vayan publicando sus artículos, iré enlazándolos aquí debajo.

Ida y vuelta: Diez hitos del patrimonio histórico artístico español
A un Clic de la Aventura: Los diez monumentos más visitados de España