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12 mercados que no deberías dejar de lado

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Prácticamente cada vez que viajo suelo encaminar mis pasos hacia ciertos lugares, a los que me dirijo invariablemente, como si de un rito ancestral se tratara. Jamás actúo en ellos como protagonista, siempre como espectador, nunca perdiendo detalle alguno del espectáculo que se representa ante mis ojos. Tal es el sentimiento de respeto que me invade, que no me atrevería a interferir en su desarrollo, como no lo hago en una obra de teatro o en una de esas actuaciones musicales a las que siempre he sido tan aficionado y que tantos buenos momentos me han reportado en mi vida.

Frecuentemente minusvalorados por los viajeros, los mercados tienen en mi opinión una importancia enorme como lugares donde el patrimonio cultural, natural y, por supuesto, costumbrista se dan la mano. Sería difícil entender la existencia y el desarrollo que han llevado a ciertas poblaciones por derroteros que las han hecho crecer sin la existencia de estos lugares. Me atrevería a decir incluso que la mayoría de las civilizaciones se habrían quedado por el camino si no fuera por el intercambio cultural, nunca mejor dicho, que tradicionalmente ha venido desarrollándose en todos los mercados que en el mundo han sido.

Lo habéis adivinado. Los mercados constituyen la temática sobre la que versa el nuevo reto que compartimos mi amigo viajero Jordi Martínez Baylach y yo. Siempre desde la distancia, dejando a los protagonistas actuar y sin inmiscuirme lo más mínimo en sus roles, aquí tenéis algunos de los mercados que me han hecho sentirme satisfecho cuando los visité. Prestad atención, porque es difícil encontrar lugares tan perfectos patrimonialmente hablando como lo son éstos que os mostramos a continuación.

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Zoco de Marrakech (Marrakech, Marruecos): Aunque la plaza Jemaa el Fna se lleva la fama, buena parte del centro histórico de Marrakech es un mercado en sí mismo. El zoco se despliega hacia el norte de la mencionada plaza e inunda numerosas callejuelas donde los vendedores ofrecen sus productos. Cuando paseas por sus recovecos, no deja de asaltarte la sensación de estar asistiendo a un espectáculo de color, del cual no necesariamente tienes por qué sentirte protagonista sino más bien espectador atónito.

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Mercado de San Miguel (Madrid, España): La arquitectura del hierro estuvo de moda a comienzos del siglo XX en España, aunque este lugar funcionaba como compraventa ya desde época medieval. Tras caer en el declive a finales del siglo mencionado, llegaron nuevas oportunidades y fue reutilizado hace pocos años como mercado gastronómico. El edificio es un prodigio ya en sí mismo y lo que allí se vive merece la pena ser experimentado.

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Mercado flotante (Damnoen Saduak, Tailandia): Bastante turístico para muchos viajeros de élite, en mi opinión no saben lo que se pierden. Auténtico espectáculo al aire libre, con los canales de la población de Damnoen Saduak siempre presentes, este mercado ofrece un enorme colorido al visitante. Especias, bebidas, verduras y, por supuesto, frutas son su razón de ser. Imprescindible.

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Zoco al-Hamidiyah (Damasco, Siria): El zoco más grande y espectacular en Siria es el denominado al-Hamidiyah. Desarrollado en la parte histórica de Damasco, entre la calle al-Thawra y las inmediaciones de la mezquita de los Omeyas, el espectáculo transcurre por lugares de un innegable interés histórico, entre los que destacan los restos de un grandioso templo dedicado a Júpiter. Típicamente musulmán, entre los productos que en él se ofrecen destaca la dondurma, como se conoce al helado en esta zona.

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Mercado diola (Casamance, Senegal): Si alguno de los mercados mencionados anteriormente destacaban por su colorido, los senegaleses no le van a la zaga. La zona sur del país, denominada Casamance, está habitada en su mayor parte por la etnia diola, algunos de cuyos miembros ofrecen sus productos al aire libre en los sitios más insospechados. Entre ellos sobresalen comestibles e instrumentos musicales, sin olvidar las telas con las que se adornan las gráciles féminas locales.

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Mercado de camellos (al-Ain, Emiratos Árabes Unidos): Quienes identifican los Emiratos Árabes Unidos con las urbes de Dubai o Abu Dhabi, que son la inmensa mayoría, jamás podrían sospechar que en este estado existen todavía lugares de lo más tradicionales. Uno de ellos es el oasis de al-Ain, uno de los sitios más históricos del país, donde aún es posible vivir escenas que parecen extraídas del pasado. Una de ellas es su mercado de camellos, el único que permanece entre los numerosos que solían existir antaño.

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Mercado municipal (Suva, Fiji): En la planta baja del mercado municipal de Suva se ofrecen todo tipo de productos, fundamentalmente agrícolas aunque no en exclusiva. Pero para ser testigos de la esencia fijiana conviene subir a la segunda planta. Allí abundan los locales que ofrecen unas extrañas raíces con las cuales se prepara kava, tradicional bebida local. Os animo a probarlo, seguro que os sentís más relajados al instante.

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Mercado de pescado (Kuwait, Kuwait): No seáis incrédulos, Kuwait no representa tan solo edificios futuristas, petróleo y dinero a manos llenas. Es necesario permanecer durante al menos unos pocos días en este país del Golfo para rascar en su superficie y descubrir lo que hay debajo. Si lo hacéis, comprobaréis que hay un Kuwait tradicional, fundamentalmente marinero. Las capturas diarias son llevadas al mercado de pescado, donde os parecerá haber retrocedido algunas décadas atrás.

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Mercado de Trengganu Street (Concejo Central, Singapur): Las calles de algunas ciudades del Sudeste Asiático constituyen una especie de mercado al aire libre, siempre mostrando una imagen abigarrada al visitante. La más característica en este aspecto en Singapur es Trengganu Street, zona peatonal que forma parte del barrio chino. Allí pueden encontrarse todo tipo de artículos además de degustar las especialidades gastronómicas locales en numerosos puestos callejeros.

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Mercado flotante (Ganvié, Benín): Puesto que en el pueblo lacustre de Ganvié los canales sustituyen a las calles, no es de extrañar que el mercado local tenga lugar sobre el agua. Resulta todo un espectáculo ver desplazarse a los vendedores con sus piraguas para ofrecer sus mercancías a los clientes. El producto estrella es el pescado, suministrado a los comerciantes directamente desde las embarcaciones.

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Bazar Chorsu (Tashkent, Uzbekistán): Cubierto con una característica cúpula que recuerda a un platillo volante, el localmente conocido como Bazar Chorsu es uno de los mercados más antiguos de Tashkent. Debe su nombre, que significa cuatro caminos, a su situación en la intersección de cuatro calles comerciales y en él se ofrecen fundamentalmente viandas, pero también prendas de vestir y productos de artesanía.

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Mercado local (Chichicastenango, Guatemala): Cada jueves y domingo tiene lugar en la plaza central de la tranquila localidad guatemalteca de Chichicastenango una representación inigualable. Mercaderes indígenas exponen una amplia gama de productos, que van desde las telas a los equipos electrónicos pasando por frutas, artesanías o carnes. Diversas tradiciones y rituales efectuados en tan colorido escenario contribuyen además a incrementar el misticismo de un lugar que trasciende la categoría de simple mercado.

Podéis ver los doce mercados elegidos por Jordi aquí.

8 COMENTARIOS

  1. Que bonito repaso, Florencio. Solo hemos coincidido esta vez en tres mercados, creo. Tuve la suerte de conocer un mercado de camellos en Túnez. Creo que era en Nabeul. Me encantó. El diola me ha recordado a algunos de los visitas en el País Dogón, en Mali.
    También estuve a punto de incluir uno de los mercados de Siria. Y dudaba si entre Al Hamidiyah o el de Alepo. A saber como están… del de Damasco recuerdo los buenísimos helados de Bakdash.
    Muy bonita lista y, como siempre, un placer poder compartir reto contigo.

    • El mercado de camellos de al-Ain es muy curioso, porque cuando estás en Dubai te parece imposible que pueda existir un lugar así en las inmediaciones. Por suerte, todavía es posible encontrar el lado tradicional en Emiratos Árabes Unidos, muy alejado del boom económico que ha experimentado este país en las últimas décadas.

      Cómo me gustaría poder visitar algún día el país dogón, aunque lo veo difícil a corto plazo. Debe ser una experiencia realmente apasionante. Los mercados del África Subsahariana que he tenido oportunidad de ver me han resultado muy atractivos por el colorido y el ambiente que se respira en ellos. A ver si algún día puedes ver el de Ganvié, te gustará seguro.

      Sobre Siria, pues cada vez que pienso lo que están viviendo allí me entran ganas de llorar. Será difícil que Damasco recobre algún día el pulso de la que fue una de las ciudades más históricas del mundo, pero espero que todo vuelva a ser como antes.

      Muchas gracias por tu comentario y a por el siguiente.

  2. Bueno, pues conozco 3 (Marrakech, San Miguel y Chichicastenango). Sobre esta ultima ciudad comentar que cuando no hay mercado debe ser una de las ciudades/pueblos mas feas del mundo, pero todo cambia con los tenderetes y los colores. A mi me gusto mucho el mercado de Saquisili en Ecuador, aunque tenga muchas mas fama el de Otavalo, que también visite.

    • No había oído hablar del mercado de Saquisili, pero he buscado fotos y parece realmente atractivo. El de Otavalo sí lo tenía controlado y es uno de los lugares que espero visitar en un futuro viaje a Ecuador.

      Chichicastenango no sería lo mismo sin el mercado, no hay duda. Tanto por éste en sí como por los ritos que tienen lugar a su alrededor. A pesar de que algunos lo consideren demasiado turístico, para mí supuso una experiencia muy interesante.

      Muchas gracias por tu comentario y un abrazo.

  3. Los mercados son también para mi un lugar de visita obligada en cada país que he visitado, lugares de actividad y de relaciones sociales, donde uno puede apreciar la vida diaria de la gente y en los que me suelo encontrar como pez en el agua.
    He tenido la oportunidad de conocer bastantes, aunque de tu lista sólo conozco un par y alguno más de la lista de Jordi Martínez. Todo el sudeste asiático, en mi opinión, ofrece una variedad amplísima de mercados en el que me resulta difícil destacar uno por encima de otro. Tengo, eso sí, un muy buen recuerdo del mercado de Bac Ha en Sapa (Vietnam) en el que la explosión de colores no deja indiferente a nadie.
    Pero sin lugar a dudas, Etiopía es el país que más me impactó en lo que a mercados se refiere. Bati, Dorze y sobre todo, la zona del Valle del Bajo Omo como Dimeka o Turmi son algo más que simples mercados locales, son un espectáculo visual en lo que a etnias y estética del cuerpo se refiere.

    Felicidades por el post y un abrazo.

    • Ya me gustaría ver algún día esos mercados etíopes que comentas. Aunque ahora lo tengo difícil, pero no pierdo la esperanza.

      Coincido contigo en el hecho de sentirme como pez en el agua en todos los mercados que he tenido ocasión de conocer. En el Sudeste Asiático he visto unos cuantos y destacaría la variedad de productos que ofrecen, algunos de lo más extraños. También me atraen los de los países árabes, alguno indígena de Latinoamérica y, sobre todo, los subsaharianos. Pero tampoco me decepcionan los más cercanos, cuando viajo por España también me gusta dar una vuelta por ellos e incluso en la ciudad donde vivo suelo acercarme hasta allí, tanto para comprar como para disfrutar del ambiente.

      Muchas gracias por tu comentario y un abrazo.

  4. Aquí otra pirada de los mercados ya sean nacionales o internacionales. Cada vez que voy a Marruecos y veo unos cuantos tenderetes ya estoy parando a ver que se cuece por allí, así que por supuesto no me pierdo ninguno de los grandes e intento estar en los diferentes sitios el día de mercado. De los que mencionas conozco pocos, ojalá llegue el día que me los haya pateado todos, me llama la atención el de camellos de Dubai, me gustaría ver algo que no fuesen las megaconstrucciones que vi cuando hice escala por allí hace un par de años. En cuanto a los de Siria me pasa como a ti, me dan ganas de llorar aun sin haber podido visitar el país antes y siempre tendré la espina de no haber conocido la Damasco que siempre quise visitar, en fin..Un abrazo.

    • Aún conservo esperanzas de que Damasco llegue a volver a ser la que siempre fue, una de las ciudades más históricas, atrayentes y cosmopolitas del mundo. Resultará difícil que pueda recuperarse, pero sueño con volver y verla tal y como la encontré unos años atrás.

      Tal y como comentaba en el post, los mercados siempre han supuesto para mí una fuente de aprendizaje. Comprar no es mi fuerte cuando viajo, pero el hecho de ver como se comporta la gente de manera natural en su día a día me ha proporcionado grandes momentos. Al contrario que con ciudades, monumentos o espacios naturales, jamás me he sentido decepcionado con un mercado.

      Muchas gracias por tus palabras y un abrazo.

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