Conocido localmente como les Arènes, el anfiteatro de Arles fue construido a finales del siglo I a imagen y semejanza del Coliseo romano. Sirvió a su vez de modelo para el vecino anfiteatro de Nîmes, que fue edificado poco después. Dispone de una escena elíptica y de dos niveles de gradas, con una capacidad total para unos quince mil espectadores. Con la caída del Imperio romano entró en declive y se convirtió en una bastida, que incluía unas doscientas viviendas y hasta dos capillas. Llegó a estar en estado de abandono durante la Edad Media, hasta que fue restaurado en el siglo XIX. En la actualidad se usa como escenario para conciertos y espectáculos taurinos.