La proliferación de blogs y páginas web de viaje en castellano surgidos en los últimos años me parece muy positiva por diversas razones, como el hecho de que quien se interese por un destino determinado pueda acercarse a él desde diversos puntos de vista que le aportarán diferentes matices. Me parece un tanto preocupante sin embargo la posibilidad de resultar un tanto repetitivos, especialmente en relación con ciertos lugares sobre los que parece que ya se ha escrito todo. Uno de ellos es la archiconocida bahía de Hạ Long, cuyas bondades son glosadas en decenas, quizás cientos, de páginas mediante estereotipos que se repiten una y otra vez como si de un mantra se tratase. A pesar de haber intentado evitar influencias externas, seguramente lo escrito a continuación sonará bastante al lector, a quien pido disculpas ante la previsible falta de originalidad de lo que sigue.

Denominada en el idioma local la bahía del dragón descendente, Hạ Long cubre un amplio territorio en el golfo de Tonkin, próximo a la frontera entre Vietnam y China. No pasaría de ser una franja costera más si no fuera por los aproximadamente tres mil islotes, de innumerables formas y tamaños diferentes, que se distribuyen de manera aleatoria por toda la zona. El origen calizo de estas islitas y una pluviosidad extremadamente abundante han dado como resultado tanto un paisaje de una indudable belleza como una considerable biodiversidad, que se manifiesta en forma de numerosas especies endémicas. Cubiertas por una densa vegetación, estas islas parecen querer escaparse del océano y debido a su origen poroso suelen presentar grutas con estalactitas y estalagmitas en su interior, que contribuyen a aumentar aún más su ya de por sí enorme atractivo.

Para un pueblo tan patriota y orgulloso de sus orígenes como el vietnamita, la serenidad y el misticismo que desprende la bahía de Hạ Long no podían pasar desapercibidos de ninguna manera y ya desde antiguo sus poetas la eligieron como tema central en sus composiciones. Se calcula que la zona ha estado habitada desde muchos miles de años atrás y todavía mantiene una población estable en algunas islas, donde existen pueblos de pescadores cuyos habitantes se dedican también a atender las necesidades de los muchos viajeros que hasta ella llegan. Ejerciendo como tripulantes de los numerosos juncos que se deslizan suavemente sobre las habitualmente calmas aguas de la bahía suelen mostrar su satisfacción al enseñar al visitante algún islote de forma extraña, como los famosos gallos que se besan, o cuando lo acompañan al interior de alguna cueva.

Existen diversas leyendas que intentan explicar el origen de la bahía de Hạ Long a la manera local. La más conocida de todas ellas es la que afirma que al principio de los tiempos, cuando los vietnamitas estaban asentándose en su joven país, sufrieron los ataques del vecino pueblo chino intentando invadirlos. Con el fin de ayudarles, los dioses enviaron un dragón que descendió desde el cielo, hecho al que refiere el nombre actual de la bahía, junto con sus hijos. En lugar de fuego estos dragones expulsaban por la boca jade y joyas que al tocar el agua se convertían en islotes, actuando así como guardianes protectores ante el ejército enemigo. Curiosamente, si se mira hacia Hạ Long desde la distancia se vislumbra una silueta que da sensación de uniformidad, como si en vez de islas la bahía estuviera cerrada por una serie sucesiva de colinas entre las que no discurre el líquido elemento.

Condecorado con todas las distinciones posibles en Vietnam, este lugar ha dejado también rendidos con sus encantos a numerosos organismos internacionales. Entre ellos la UNESCO, que lo declaró Patrimonio Mundial hace unos años. También está considerado como una de las Nuevas Siete Maravillas de la Naturaleza y pertenece al Club de las Bahías Más Hermosas del Mundo. La prueba del algodón de su incuestionable fotogenia es que incluso un fotógrafo habitualmente tan nefasto como el que escribe haya podido obtener unas imágenes al menos aceptables, como puede verse en las que acompañan a este texto. En el fondo, podría haberme ahorrado todo lo escrito sobre este auténtico sueño hecho bahía afirmando simplemente que Hạ Long es el espacio natural más hermoso de todos los que he visitado en mi trayectoria viajera hasta la fecha.