Establecido en los alrededores de la capilla Kirk, el cementerio de Greyfriars es el más tradicional y auténtico de los varios que se encuentran en la ciudad escocesa de Edimburgo. Aunque el mencionado templo fue establecido en la segunda mitad del siglo XVI, los enterramientos en este lugar comenzaron a sucederse a partir de mediados del siglo XVII. Numerosas personalidades locales han sido sepultadas allí desde entonces, generalmente en mausoleos rodeados de muros de piedra o rejas de hierro. Aunque el propósito inicial fuera el de evitar el robo, algunas fuentes afirman que servirían como protección contra los fantasmas tan habituales en este lugar. El más famoso de todos ellos es el de Bloody McKenzie, abogado responsable de diversos crímenes a finales del siglo XVII y cuyo espectro no duda en atacar a quienes se acercan a su sepulcro. De todas formas, el habitante más famoso del cementerio fue el denominado Greyfriars Bobby, ejemplar de Skye Terrier que permaneció junto a la tumba de su amo en el camposanto durante trece años en la segunda mitad del siglo XIX.
Tuve la oportunidad de visitar este cementerio en 2009, en mi primera visita a Edimburgo. Por aquel entonces apenas había empezado a recorrer el mundo y esta ciudad me marcó enormemente, gracias sobre todo a lugares como este que describes hoy. Magnífica ciudad, llena de rincones interesantes y a la que espero volver pronto.
Edimburgo es una de mis ciudades favoritas, no solo de Europa sino del mundo entero. Tengo muchas ganas de volver y espero hacerlo esta vez acompañado de mi familia, aunque mi hijo mayor ha estado ya un par de veces allí en viajes de estudios. Pocos lugares ofrecen un ambiente tan misterioso y a la vez tan relajante como esta maravillosa ciudad.
Muchas gracias por tu aportación y un abrazo.