Primera gran obra gótica en Portugal, los trabajos de construcción del monasterio de Alcobaça se iniciaron en la segunda mitad del siglo XII aunque no se dieron por concluidos hasta centenares de años más tarde. Debido a ello el recinto presenta una mezcla de estilos entre los que sobresale el gótico primitivo del interior de la iglesia, todavía el templo más grande de Portugal, aderezado con elementos barrocos presentes en su fachada. Destaca también el conocido como Claustro del Silencio, cuya planta inferior es típicamente cisterciense mientras que la superior muestra tendencias asociadas a ese gótico tardío típicamente portugués que se denomina manuelino.