Inserta en plena Reserva de la Biosfera, en la costa norte de la isla de Madeira, la localidad de Santana destaca tanto por las espectaculares vistas que ofrece al visitante como por sus fotogénicas palhoças. Con sus tejados de paja a dos aguas, las fachadas triangulares nítidamente encaladas y los dinteles de puertas y ventanas decorados de vivos colores, estas viviendas llaman mucho la atención por su aspecto vistoso y atractivo. A pesar de que en la actualidad solo se encuentren aquí, en el pasado estas construcciones estaban distribuidas por toda la isla y servían tanto de residencia como de granero a sus habitantes.