Considerada una de las ciudades más históricas de España, Toledo es de origen prehistórico, como lo prueban numerosos restos localizados en el cerro, bordeado por el río Tajo, sobre el que se halla la población. Diversos asentamientos se fueron sucediendo hasta la llegada de los romanos, que la conquistaron en el siglo II a.C. y la denominaron Toletum. Más adelante fue capital del reino visigodo, conquistada por los árabes y recuperada por los cristianos en el siglo XI. Carlos I la convirtió en sede de la Corte y así se mantuvo hasta su posterior traslado en época de Felipe II. Fue entonces cuando comenzó un lento declive que fue prolongándose hasta la Edad Contemporánea. Tan importante pasado ha dejado una profunda huella en la ciudad y los monumentos histórico-artísticos que en ella pueden verse se cuentan por decenas. Destaca la impresionante catedral de Santa María junto a un buen número de iglesias de diversos estilos, desde el mozárabe al barroco. Existen también varias sinagogas, así como una mezquita que junto a aquellas representan las tres culturas tradicionales de la población. La arquitectura civil está bien nutrida con edificaciones como el alcázar o el castillo de San Servando. Tampoco hay que olvidar sus museos, entre los que hay que mencionar los que se centran en la figura de El Greco, artista local icónico por excelencia.