MunDandy

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Malta

Con los ojos bien abiertos

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Nada más aterrizar en el aeropuerto internacional de Luqa, único aeródromo de Malta, lo primero que experimenté fue sorpresa. Ante el ingente número de personas que con paciencia esperaban para realizar sus trámites aduaneros, me preguntaba cómo era posible que un país tan pequeño atrajera a tal cantidad de visitantes, teniendo en cuenta además que estábamos en plena temporada baja. Probablemente tamaña afluencia de viajeros, evidente en los días sucesivos en toda la isla, tuviera su origen en el norte de Europa y sus componentes buscaran pasar el fin de año en regiones más cálidas que las de su procedencia. Algo similar, aparte de mi habitual afán por conocer lugares nuevos, me había llevado hasta este pequeño estado mediterráneo, huyendo por unos días de aquel gélido invierno.

Marsaxlokk_02

Mi sorpresa inicial fue en aumento durante las jornadas posteriores. Aunque el archipiélago maltés está situado en un punto estratégico del Mediterráneo, aún me cuesta creer que este grupúsculo de islitas e islotes, con una superficie total inferior a la mitad de Menorca, haya atraído a prácticamente todas las civilizaciones que en la costa mediterránea han sido. Culturas que han dejado trazas de su paso por allí de muy diversa manera, aunque quizás la más fascinante de todas la constituya el extraño idioma local. Resulta curioso dar una vuelta por cualquier población y escuchar algo que parece italiano pero cuyos sonidos muchas veces asemejan al árabe y que contiene abundantes vocablos procedentes del griego o del inglés. El resultado es algo ininteligible pero hermoso y aunque hay expertos que lo consideran una lengua semítica, la mayoría coinciden en que se trata de un idioma inclasificable.

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Los habitantes de unas islas que semejan poco más que puntos en la inmensidad del mar no podían vivir de espaldas a éste y, por consiguiente, los malteses tienen una bien merecida fama como marineros. A bordo de sus barcos tradicionales, el dghajsa y su hermano mayor el luzzu, solían ganarse la vida como pescadores, hasta que ante el incremento del turismo optaron por un estilo de vida menos costoso y más lucrativo. Esto llevó casi a la desaparición de tan coloridas embarcaciones, hoy día prácticamente en desuso en tradicionales pueblos de pescadores como Marsaxlokk y que apenas sobreviven como reclamo turístico. En la bahía donde se localiza La Valeta son algo más habituales y se siguen empleando como taxis acuáticos, lo cual al menos asegura su supervivencia por el momento.

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Desconozco si la tradición marinera maltesa tuvo algo que ver en la elección de otra bahía, de nombre Anchor Bay y situada cerca de la localidad de Mellieħa, para rodar los exteriores de la película Popeye, dirigida por Robert Altman en 1980. A pesar de la categoría del director y de sus protagonistas, entre los que se encontraban Robin Williams y Shelley Duvall, e incluso de su música, compuesta por Harry Nilsson, la obra no tuvo el éxito esperado. A cambio, las cabañas de madera construidas para representar Sweethaven, el pueblo al que el marino de los ojos saltones llega en busca de su padre, fueron respetadas y habilitadas como reclamo turístico. Y parece que la idea fue brillante pues numerosos visitantes se acercan al lugar, con el fin de sacar unas fotos o disfrutar de alguno de los espectáculos que en él se representan.

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Debo admitir que los parques temáticos no son mis lugares favoritos. Desde siempre he sentido auténtico rechazo por ellos, porque tras la pretensión de estimular la imaginación infantil suelen esconderse fines decididamente comerciales. A pesar de todo, me dejé convencer con facilidad para dar una vuelta por Sweethaven pues no en vano Popeye, Olivia, Bruto, Pilón, Cocoliso y el resto forman parte de mi niñez e incluso colaboraron para que aprendiera a apreciar las espinacas. No cabe duda de que el entorno es pintoresco y que hasta el más mínimo detalle fue tenido en cuenta en la construcción de las cabañas y su posterior decoración. Lástima que mis hijos estuvieran aún en el limbo en aquella época pues seguramente habrían pasado un buen rato mirándolo todo con los ojos bien abiertos.

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