Mahabalipuram (por Jorge Sánchez)
Llegué a Mamallapuram, también conocido como Mahabalipuram, desde Pondicherry, y me quedaría hasta el anochecer, cuando proseguiría mi viaje hasta Madrás.
Los templos y vestigios arqueológicos de Mamallapuram se hallan en su mayoría junto al mar. Allí vi turistas indios paseando a caballo, y diversos kioscos vendiendo pescado fresco. También había tiendas vendiendo reproducciones en piedra de los dioses de la religión hindú. La estatua más simpática era la de Ghanesa descansando.
El extranjero paga por el billete de entrada en los templos 25 veces más caro que el turista indio. De todos modos, para un europeo el precio del ticket no era caro. Cuando acabé de visitar los templos y estatuas a orillas del mar, me desplacé hacia los cinco rathas, o especie de templos de granito en forma de carruaje, hechos de una sola pieza. Esta sección me causó más placer que los templos a orillas del mar.
Pero eso no era todo lo que tenía que ofrecer Mamallapuram. Camino de la estación de autobuses me detuve para admirar unos bajorrelieves fantásticos, llamados «El Descenso del Ganges». Antes de que anocheciera viajé en autobús a Chennai (Madrás) y me alojé en un albergue de peregrinos cristianos, pues el día siguiente me proponía peregrinar a pie a los lugares donde vivió (y murió asesinado) el Apóstol Santo Tomás.