No cabe duda de que la naturaleza ha dejado una profunda impronta en la pequeña localidad lusa de Penha Garcia. Hace unos quinientos millones de años, el lugar donde se asienta en la actualidad la población estaba cubierto por las aguas del océano, que junto a sus habitantes dejaron una huella indeleble en las rocas cuarcíticas del entorno. Su riqueza geológica es evidente y los fósiles abundan por toda la zona, tanto que existe un recorrido que se ha dado en llamar rota dos fósseis. Asimismo, no conviene dejar de lado el centro de interpretación, donde pueden verse diversos ejemplares de trilobites, artrópodos que vivieron en el Paleozoico Superior. Toda la zona se encuentra protegida bajo la denominación de Parque Icnológico de Penha Garcia, donde destacan las crucianas, es decir las huellas que trazaron los trilobites sobre el fondo marino hace cientos de millones de años.