Heredera unitaria de una considerable fortuna y fallecida sin descendencia, María Diega Desmaissières dejó un importante legado en la ciudad de Guadalajara. Entre otros bienes donados a la localidad y a sus indigentes, la duquesa de Sevillano y condesa de la Vega del Pozo legó a sus descendientes un notable mausoleo dedicado a su memoria y la de su familia. Conocido como panteón de la Duquesa de Sevillano o de la Condesa de la Vega del Pozo, fue construido entre finales del siglo XIX y comienzos del siglo XX por el arquitecto Ricardo Velázquez. Se trata de una obra de diseño ecléctico, de acuerdo a los gustos de la época. Consta de planta de cruz griega y está compuesto por un primer nivel dedicado al culto más una cripta donde se hallan enterrados la condesa y algunos de sus familiares.