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Emiratos Árabes Unidos

Al Ain (por Jorge Sánchez)

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Durante mi primera visita a Al Ain (en el año 2000) había sólo visitado uno de los siete oasis que se ubican en esta población, la cuarta más habitada de los Emiratos Árabes Unidos (tras Dubai, Abu Dhabi y Sharjah). Venía en autobús de Abu Dhabi y mi destino final era Muscat, en Omán, por lo que apenas estuve en Al Ain unas dos horas de tránsito. Pero en un viaje posterior, en 2017, dediqué medio día a recorrer con más detenimiento los oasis más una montaña incluida en este Patrimonio Mundial compuesto por 17 lugares distribuidos por cuatro grupos.

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Tras la montaña, llamada Hafeet (Jebel Hafeet), fronteriza con Omán, entré por unos minutos en un oasis pequeño en la entrada de Al Ain, que se llamaba Hili. A la entrada se erguía majestuosa una imponente torre (cerrada cuando llegué) más el propio oasis mostrando su sistema de riego. Encontré ese oasis muy pequeño, por ello lo recorrí en apenas 15 minutos, tras lo cual me marché hacia el oasis más importante, llamado Al Ain, como la ciudad.

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En el oasis de Al Ain lo más importante era el sistema milenario de regadío, llamado falaj (en plural aflaj), extrayendo aguas subterráneas. Ese sistema no es único en los Emiratos Árabes Unidos, sino también es usado en Omán y países vecinos, y hasta en China. El oasis Al Ain, situado en el mismo centro de la ciudad, es el más impresionante y didáctico. Era además bello, con innumerables palmeras y follaje. En su interior había dos cafeterías y lugares de recreo. Unas paredes de adobe te conducían a los sitios principales, como a la pequeña mezquita de Obad Bin Ali Al Nasseri y a uno de los pozos desde donde se canalizaba el agua subterránea.

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Las varias entradas a ese oasis tenían forma de fortaleza y el ingreso era gratuito; hasta te ofrecían un folleto en árabe y en inglés. Había una plazoleta mostrando en miniatura el oasis, señalando la mezquita más las fortalezas a cada una de las salidas. En una de las salidas se hallaba el Museo de Al Ain, dentro de un castillo árabe, donde se explicaba de manera didáctica y muy lúcida acerca de los falaj. Al acabar la visita regresé a Dubai, a unos 150 kilómetros de distancia, la misma que separa Al Ain de Abu Dhabi.

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