Centro histórico (León, Castilla y León)
Surgida como un campamento militar romano, la ciudad de León renació en el siglo X tras un periodo de oscuridad a comienzos de la invasión musulmana de la Península Ibérica. Era entonces cabeza del Reino de León y, con posterioridad, llegó a albergar las primeras Cortes europeas a finales del siglo XII. Tras su unión con Castilla a comienzos del siglo XIV perdió mucha relevancia y tan solo recuperó algo de prestigio cuando fue nombrada capital provincial en la primera mitad del siglo XIX. Su centro histórico alberga un vasto patrimonio monumental, destacando tres construcciones de extraordinario interés. La primera de ellas por orden cronológico es la basílica de San Isidoro, edificación románica de la segunda mitad del siglo X. La catedral de Santa María es una obra del siglo XIII con numerosas connotaciones del gótico francés. Por último, el convento de San Marcos fue reedificado a comienzos del siglo XVI y su fachada constituye el culmen del plateresco español. Del resto del casco antiguo caben destacar las murallas, las iglesias de San Marcelo y Santa María del Mercado, el palacio de los Guzmanes, la Casa Botines y la magnífica Plaza Mayor.