Uno de los pocos lugares de culto que los no musulmanes pueden visitar en Marruecos, el mausoleo de Moulay Ismail fue construido a comienzos del siglo XVIII, cuando aún vivía este monarca alauita. Está situado en la ciudad histórica de Meknes, localidad que convirtió en la capital de su imperio, y se trata de un lugar muy estimado por los actuales descendientes de los que fueron sus súbditos. Entre magníficas muestras de arquitectura islámica se encuentra su tumba, que solo es posible contemplar desde cierta distancia. Además del mencionado mausoleo, sobresalen en la población la mezquita Néjjarine, del siglo X; la madrasa Bou Inania, del siglo XIV; y la puerta Bab Mansour, considerada la más grande de Marruecos y una de las mejores obras de Moulay Ismail. Destacan también los ejemplos de caligrafía árabe que pueden verse en estos lugares.