Aunque alguno me llamará exagerado, en mi opinión la provincia de Cáceres es la más destacada en cuanto a aspectos patrimoniales se refiere de todo el territorio español. Una vez hecha esta afirmación, que a más de uno sonará radical, vamos a intentar demostrarla. Como me gusta jugar con las cartas boca arriba, debo decir que soy local, ésa es la tierra de donde proviene mi familia, donde nací y pasé mi infancia y adolescencia. Pero también suelo ser objetivo cuando trato de expresar mi punto de vista y no me duelen prendas para reconocer mis errores cuando los cometo. Aquí tenéis mis motivos y vosotros diréis si estoy equivocado.

Cáceres cuenta en la actualidad con dos lugares declarados Patrimonio Mundial por la UNESCO, además de algunos otros en la lista indicativa para su posible inclusión en el futuro. Presume también de dos espacios naturales protegidos por la misma organización como Reserva de la Biosfera. Incluye asimismo un Geoparque. Muestra alguna de las obras de ingeniería romana en mejor estado de conservación. Ofrece al visitante un rico acervo expresado en forma de tradiciones ancestrales, algunas de ellas consideradas Fiesta de Interés Turístico. En sus tierras se conservan castillos, monasterios, iglesias que se remontan al reino visigodo, catedrales imponentes, pueblos en los que parece haberse detenido el tiempo, recintos amurallados en perfecto estado de conservación. Algunos de sus parajes guardan los últimos reductos de vida salvaje en España, sirviendo como hábitat a especies en peligro de extinción que prácticamente han desaparecido de otros lugares. Alberga también numerosos ejemplos de dehesa, un paisaje cultural que muestra un perfecto equilibrio entre la mano humana y la naturaleza y condenado a desaparecer en un futuro cercano si no se toman medidas para remediarlo. Y, por si fuera poco, diversos puntos de la provincia mantienen ejemplos de megalitismo y arte rupestre muy bien considerados a nivel mundial.

Así podríamos seguir, pero quizás quede más claro exponiendo casos concretos. Entre los mencionados, y por diversas razones, faltan ejemplos tan relevantes como las comarcas del Valle del Jerte y la Sierra de Gata o la catedral de Coria. Aun así, creo que estos lugares que vienen a continuación son pruebas fehacientes de que, al menos patrimonialmente hablando, Cáceres existe.

Dólmenes de Valencia de Alcántara: Numerosos lugares del municipio de Valencia de Alcántara, fronterizo con Portugal, muestran trazas de haber estado habitados al menos desde el Neolítico. Entre ellas destacan los dólmenes, construcciones funerarias muy características para las cuales se aprovechaba la abundancia de granito en esta zona. Hasta la fecha se han descubierto unos cuarenta, que forman uno de los conjuntos dolménicos más importantes de Europa.

Plaza Mayor de Garrovillas de Alconétar: Establecida a partir del siglo XV, la de Garrovillas de Alconétar es un ejemplo clásico de Plaza Mayor castellana, donde tenían lugar tanto el mercado como los eventos importantes de la localidad. La mayoría de las construcciones que la forman se sustentan mediante soportales y en la planta superior disponen de balcones desde los que sus habitantes podían seguir los festejos, algunos de los cuales siguen celebrándose en la actualidad.

Catedral de Plasencia: También en el siglo XV comenzó a construirse la Catedral Nueva de Plasencia, cuyo fin era el de reemplazar a la edificación anexa, que hoy día sigue en pie y alberga un museo. Almacena numerosas obras de arte, pero quizás las más importantes se encuentren en su exterior, como lo prueban las dos magníficas fachadas platerescas que le sirven de entrada.

Muralla de Galisteo: De origen musulmán, puesto que fue construida en época almohade, la muralla de Galisteo mantiene un casi perfecto estado de conservación en todo su perímetro. Data del siglo XIII y sufrió alguna pequeña remodelación posterior, que no afectó en absoluto a su diseño original. Constaba de tres puertas, que hoy día siguen dando acceso al interior de la población.

Parque Nacional de Monfragüe: Desarrollado alrededor del punto donde confluyen los ríos Tajo y Tiétar, el Parque Nacional de Monfragüe es uno de los ecosistemas de bosque mediterráneo mejor conservados en la Península Ibérica. Contiene también otros tipos de hábitats, entre ellos las dehesas de encinas y alcornoques. Alberga más de doscientas especies de vertebrados, destacando las aves, algunas de las cuales como el buitre negro tienen en él su mayor colonia a nivel europeo.

Basílica de Santa Lucía del Trampal: Situada a pocos kilómetros de la población de Alcuéscar, la basílica de Santa Lucía del Trampal despierta dudas sobre su fecha de construcción aunque parece evidente que es anterior al siglo IX. Algunos expertos sostienen su procedencia mozárabe, otros la sitúan en un contexto anterior, formando parte de un complejo monástico visigodo que se remontaría a mediados del siglo VII.

Monasterio del Palancar: Con su reducido número de frailes y sus modestas dimensiones, el monasterio del Palancar es considerado el más pequeño del mundo. Es también un ejemplo de esa austeridad y simplicidad que tanto practicó su impulsor, San Pedro de Alcántara, quien lo fundó a mediados del siglo XVI. Está situado junto a la pequeña población de Pedroso de Acim, cerca de la ruta conocida como Vía de la Plata.

Puente de Alcántara: Construido en tiempos de Trajano, a comienzos del siglo II, el puente de Alcántara es una de las obras de ingeniería civil romana que han llegado en mejor estado hasta nuestros días. Su función era la de salvar el vado que presenta el río Tajo junto a la población homónima en la calzada que unía Norba Caesarina, actual Cáceres, con Conimbriga, cerca de la villa lusa de Coimbra. Según su autor, esta magnífica obra durará lo que dure el mundo. Esperemos que así sea.

Trujillo: Poblada ya desde época prerromana, la localidad de Trujillo alcanzó su esplendor en el siglo XVI, cuando muchos de sus habitantes salieron a hacer las Américas y varios de ellos lograron fortuna en su empeño. De esa época proviene la mayor parte de su inmenso patrimonio, que conforma uno de los conjuntos monumentales de mayor importancia en España, a pesar de no ser frecuentemente valorado como se merece.

Fiesta del Cerezo en Flor: El valle del Jerte no se tiñe de blanco en invierno sino a comienzos de la primavera. Es entonces cuando los más de un millón de cerezos que lo pueblan están en plena floración, dando lugar a un espectáculo inigualable. En torno a ella se celebra cada año la Fiesta del Cerezo en Flor, festejo que aúna los valores naturales con los populares de esta zona del norte cacereño y que está declarado Fiesta de Interés Turístico Nacional.

Casco antiguo de Cáceres: Considerado uno de los centros históricos mejor conservados del mundo, el casco antiguo de Cáceres devuelve al viajero a esa época medieval y renacentista en la que tuvo su auge. A pesar de que el origen de la ciudad es romano, fue tras su conquista por parte del rey leonés Alfonso IX en el siglo XIII cuando empezó a tomar el aspecto que conocemos hoy. Desde entonces, palacios, iglesias y otras edificaciones conforman una indudablemente atractiva ciudad dentro de la ciudad.

Meandro del Melero: Tras su nacimiento en tierras castellanoleonesas, el río Alagón se acerca a la comarca extremeña de Las Hurdes antes de adentrarse definitivamente en Extremadura. En esa zona forma una curva casi imposible y de una belleza plástica insuperable. Conocida como meandro del Melero, su belleza puede apreciarse llegando a un mirador desde el que se contempla este auténtico espectáculo natural en todo su esplendor.

Arco de Cáparra: Único arco cuadrifronte romano en la Península Ibérica, el arco de Cáparra se situaba muy posiblemente sobre el punto de unión del cardo y el decumano, las dos avenidas principales de la población de Capera. Conserva diversas inscripciones, en una de las cuales se alude a Marcus Fidius Macer, aristócrata local que fue posiblemente su impulsor en la segunda mitad del siglo I.

Granadilla: Población abandonada tras la construcción de un embalse en la década de los cincuenta del siglo XX, Granadilla se salvó milagrosamente al no alcanzar nunca el agua el nivel previsto. Gracias a ello se han conservado íntegros el castillo, la iglesia y la muralla, cuya forma de granada dio nombre a esta localidad de relevante pasado. Las viviendas de su interior están siendo recuperadas poco a poco.

Parque Natural Tajo Internacional: Zona núcleo de la Reserva de la Biosfera Tejo/Tajo Internacional, el Parque Natural Tajo Internacional es un espacio transfronterizo situado en las orillas española y portuguesa del río Tajo y varios de sus afluentes. Comprende algo más de quinientos cincuenta kilómetros cuadrados de bosque mediterráneo en excelente estado de conservación, donde habitan especies tan emblemáticas como la cigüeña negra y el águila imperial ibérica, esta última en serio peligro de extinción.

Actualización en noviembre de 2018

Puente de Alconétar: Posible obra del insigne arquitecto Apolodoro de Damasco, autor del famoso Panteón, el puente de Alconétar es seguramente el primer puente con arcos segmentales construido en el mundo. Fue edificado en el siglo II, quizás en tiempos de Trajano, y resultó destruido en tiempos medievales. Se conservan diversos arcos, que dan idea del innovador diseño que debió tener en su época.

Actualización en marzo de 2021

Crédito: santiago lopez-pastor

Monasterio de Guadalupe: Principal símbolo identitario extremeño, no en vano allí se celebra cada año el Día de Extremadura, el llamado Real Monasterio de Santa María de Guadalupe data de la primera mitad del siglo XIV. Integra a la perfección diversos estilos arquitectónicos, con especial relevancia para el mudéjar que predomina en su claustro. Alberga innumerables obras de arte, entre las que destacan varios lienzos de Zurbarán expuestos en su sacristía. Desde 1993 está protegido por la UNESCO bajo la figura de Patrimonio Mundial.

Actualización en diciembre de 2023

Crédito: José Luis Filpo Cabana

Monasterio de Yuste: Lugar elegido por el monarca Carlos I para retirarse de la vida mundana a mediados del siglo XVI, el monasterio de Yuste se encuentra cerca de Cuacos de Yuste, población localizada en la comarca norteña de La Vera. Su origen es un siglo y medio anterior, pues ya se tienen referencias del cenobio desde comienzos del siglo XV. En sus dependencias pasó el rey sus dos últimos años de vida y allí permaneció enterrado hasta que sus restos fueron trasladados al monasterio de El Escorial un tiempo después.

Actualización en diciembre de 2023

Crédito: Jesusccastillo

Geoparque Villuercas-Ibores-Jara: Ubicado al sureste de la provincia cacereña, este espacio natural fue declarado Geoparque en 2011. Ocupa un terreno fundamentalmente montañoso y comprende numerosos lugares de interés geológico, entre los que sobresale la extraordinaria Cueva del Castañar, protegida bajo la figura de Monumento Natural. Destaca también por su valiosa vegetación, que incluye diversos ejemplares de castaño, roble y loro protegidos bajo la figura de Árbol Singular.