MunDandy

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Irlanda

El valle de los dos lagos

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Hacía apenas un par de días que habíamos aterrizado en el aeropuerto de Dublín, a comienzos de verano de 1999, cuando ya nos dirigíamos hacia el sitio conocido como Glendalough, que en gaélico viene a significar algo así como valle de los dos lagos. Y es que son dos los lagos que, unidos por el río Glenealo, bañan este valle de origen glaciar: el de abajo, o Lower Lake, que por su tamaño bien podría considerarse poco más que una laguna; y el de arriba, o Upper Lake, de mayor superficie y espectacular belleza. Todo el entorno que rodea este lugar, formado por verdes montañas cuyas laderas descienden suavemente hasta el borde del agua, presenta un aspecto idílico y sosegador. Ideal para la práctica del senderismo y la contemplación de la naturaleza en estado puro, como quizás en ninguna otra parte de la romántica Erin puede admirarse.

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Ya en la antigüedad Glendalough debía tener una bien ganada fama de sitio tranquilo, pues muy pronto empezó a ser considerado lugar de retiro. Se dice que fue San Kevin, un eremita que vivió allá por el siglo VII, el primero en establecerse aquí con el fin de fundar un primitivo monasterio. Aunque, como sucede en tantas ocasiones, la historia de este lugar está firmemente imbricada en la leyenda, no cabe duda de que llegó a ser un complejo monástico importante en los siglos posteriores, pues por todo el valle se han encontrado restos de varias iglesias y otras construcciones religiosas. Quizás por esto también se conoce a Glendalough como lugar de las siete iglesias. Tal prosperidad granjeó muchos enemigos a sus habitantes y a partir del siglo XIV el valle fue arrasado en diversas ocasiones, de manera que ya en el siglo XIX allí solo existían ruinas y desolación.

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El edificio que actualmente presenta mejor estado de conservación en Glendalough es la iglesia de San Kevin, habitualmente denominado Cocina de San Kevin debido a que su campanario muestra innegables similitudes con una chimenea. Se trata de una pequeña capilla, de aspecto bastante rústico aunque atractivo a la vez, que tiene adosada una sacristía de inferiores dimensiones y gran parecido con el edificio principal, como si de su hermana pequeña se tratara. No lejos de esta construcción están situadas las ruinas de la catedral, la iglesia de mayor tamaño y más importante del complejo. Empezó a ser construida en el siglo X y, aunque su estado de conservación no es nada bueno, sus dimensiones demuestran que debió ser una importante edificación religiosa en aquella época.

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Una parte fundamental del recinto la constituye el cementerio, que incluye lápidas de diferentes formas y tamaños así como un buen número de cruces celtas. Se caracteriza este tipo de cruz por poseer un círculo en su parte superior que, junto a los cuatro brazos del crucifijo, forma un símbolo que se ha dado por identificar con la trayectoria del Sol sobre la Tierra. Así, el círculo, situado en la parte posterior de la cruceta, representaría al Sol, dos de los brazos a los equinoccios y los otros dos a los solsticios. La explicación a su situación trasera estaría en la supremacía de la cruz, símbolo religioso, sobre el astro solar, símbolo pagano. Las cruces celtas de Glendalough presentan interesantes grabados en la piedra y una de ellas, conocida como Cruz de San Kevin, se cree que fue erigida en el siglo XII, lo que la convertiría en una de las más antiguas de todo el país.

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La construcción más espectacular de todo el valle es seguramente la denominada Round Tower, una de las más altas y mejor conservadas de toda Irlanda. En realidad, esta torre, de unos treinta y cinco metros de altura, fue restaurada en el siglo XIX y su cubierta actual le fue añadida entonces, pues la original se había perdido. Parece evidente que su función primigenia era la de campanario de la catedral, pero la razón de que esté exenta se desconoce. Puesto que su única puerta de entrada está situada a unos tres metros de altura, se piensa que era usada también con fines defensivos, pudiendo acceder a ella solo mediante una escalera de mano que era retirada desde el interior. A esta idea contribuye el hecho de que cuatro ventanas, situadas en la parte de arriba de la torre y que miran a los puntos cardinales, parecen tener una clara función de vigilancia, como si sus moradores sintieran una imperiosa necesidad de protegerse de algún malvado enemigo exterior que, finalmente, consiguió acabar con ellos.

2 COMENTARIOS

    • Como ya te comenté, creo que Irlanda es un lugar ideal para vosotros. Tanto por paisajes, como por arte y cultura en general estoy seguro que os gustaría mucho. No hay tantos castillos como en Escocia, eso sí, pero a cambio tienes bastantes trazas de su larga Historia. Ah, y el whisky irlandés no desmerece en nada al escocés…:-)

      Muchas gracias por tu aportación y un abrazo.

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