La arquitectura china se consolidó en el siglo I de nuestra era y desde entonces ha sufrido escasos cambios, mayoritariamente decorativos. Su influencia en todo el este de Asia es evidente, especialmente en países vecinos como Japón o Corea. El material constructivo por excelencia era originalmente la madera, aunque más adelante fue imponiéndose el ladrillo. Sin embargo, la arquitectura tradicional con armazones de madera se ha mantenido y sigue desarrollándose de manera artesanal en el gigante asiático. Las construcciones realizadas con este material suelen presentar marcos ensamblados mediante la técnica de caja y espiga, sin utilizar clavos o cola para unirlos. Resulta también habitual el uso del dougong, como se denomina a la intersección de dos ménsulas que sirven de transición entre una columna y el techo. Éstos no son nunca planos, sino que suelen mostrar un diseño a dos aguas y los soportan pesadas vigas de carga, realizadas también en madera. Las columnas no suelen ser muy altas y no incorporan capitel. Resulta significativo también el color utilizado, siendo las columnas y superficie de los muros generalmente pintadas de color rojo.
