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Filipinas

Barroco intramuros

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Miguel López de Legazpi fue un personaje al que entre otros muchos calificativos podría aplicársele el de peculiar con toda justicia. Descontento por no ser el primogénito y, por consiguiente, quedarse sin la herencia familiar, decidió trasladarse a México en busca de fortuna. Y a fe que consiguió sus propósitos, pues llegó a alcanzar la categoría de gobernador en la capital del virreinato, donde llevaba una existencia más que holgada. Hasta que un buen día el mismísimo Felipe II lo puso al mando de una expedición que debía partir hacia unas islas descubiertas tiempo atrás por Magallanes, donde se decía que abundaban las especias. Legazpi pasaba ya de los sesenta por entonces y, quizás por ello, empezó a ser conocido con el sobrenombre de El Viejo.

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Aunque el destino de este viaje eran probablemente las Molucas, tras atravesar todo el Pacífico sus navíos arribaron al norte del vigente territorio de Filipinas. Con Legazpi al frente, sus componentes pasaron no menos de cinco años luchando con los nativos e intentando convertirlos al cristianismo, hasta que alcanzaron una bahía perfectamente resguardada. Hartos de tanta lucha, los hispanos se encapricharon con aquel fabuloso puerto natural y decidieron establecerse allí. Para ello debían conquistar la capital del reino de Maynila, situada en este lugar, lo que lograron tras una dura batalla. Eufórico tras la victoria, Legazpi informó rápidamente a Felipe II del éxito y éste le ordenó establecer allí la capital de la nueva colonia.

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Siguiendo las recomendaciones del monarca, en la zona más protegida de la bahía comenzó a construirse un fuerte en forma de estrella, cuyo interior fue denominado Intramuros. El conjunto de éste y los asentamientos situados en sus alrededores pasó a ser conocido como Manila, en memoria del reino allí situado con anterioridad. La mencionada fortaleza fue bautizada como Fuerte de Santiago y, con el paso del tiempo, hubo de sufrir numerosos intentos de invasión, que la afectaron considerablemente. Debido a ello, hoy día presenta un aspecto considerablemente menos poderoso que el que debió tener en el pasado. Aun así, sus muros todavía exhiben su grandeza junto al río Pasig, cuya desembocadura estaban encargados de proteger.

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Las murallas de Intramuros guardan buenos ejemplos de arquitectura colonial, entre los que destacan algunos templos allí levantados por los sucesores de Legazpi. No es el caso de la catedral de Manila, pues el edificio actual es ya la sexta versión de los que con el devenir de los siglos han merecido tal consideración. Diversas causas provocaron la destrucción de las anteriores, desde el fuego sufrido por la primera de ellas hasta los bombardeos que acabaron con la quinta durante la II Guerra Mundial, pasando por diversos terremotos, muy habituales en la zona. Uno de ellos fue precisamente el que acabó con la cuarta catedral que, a tenor de los grabados que la muestran, debía presentar una estructura bastante impresionante.

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Similar historia aporta la iglesia de San Agustín, la más antigua de las que quedan en pie en el único país cristiano del Sudeste Asiático. Consagrado a comienzos del siglo XVII, el presente templo es el tercero de los erigidos en este sitio y ha logrado aguantar al menos una decena de potentes terremotos que han asolado Manila desde su edificación. A finales del siglo XIX, un fuerte seísmo destruyó uno de sus campanarios, que hubo de ser derribado, y desde entonces el edificio presenta el característico aspecto mutilado que ofrece en la actualidad. Y aunque el viejo Legazpi murió poco más de un año después de conquistar el reino de Maynila, sus restos permanecieron en la iglesia de San Agustín para siempre, junto a esa bahía que tanto amó y hacia la que partió un buen día renunciando a su enorme fortuna.

2 COMENTARIOS

  1. ¡Gracias por recordar a Legazpi! Fui a visitar el Volcán Mayón gracias a él, pues se localiza al lado de la ciudad llamada Legazpi, nombre que me motivó a viajar allí en un autobús nocturno desde Manila, ida y vuelta tres días después. Y valió la pena.

    • Legazpi fue un personaje interesantísimo, lamentablemente hoy día casi olvidado. Su huella en Manila es evidente a casi cada paso y es una lástima que en su propia patria no se le reconozcan sus indudables méritos.

      Muchas gracias por tu comentario.

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