Aunque en Câlnic se han hallado materiales datados en la Prehistoria y la Alta Edad Media, el origen de esta localidad transilvana se sitúa en los siglos XII o XIII. En esa época fue construida una fortaleza con fines residenciales por parte de la familia Kelling. Con el tiempo fueron llegando inmigrantes de origen sajón, dando lugar a una población conocida en alemán con el nombre de sus iniciales moradores. Su denominación en lengua rumana proviene del término eslavo kalinić, que se traduce como calizo. En el siglo XV la comunidad sajona adquirió la fortaleza a los herederos de los constructores originales y se efectuaron algunas reformas, como el añadido de una planta a la torre del homenaje, la elevación de la barbacana y la construcción de un muro adicional. En el siglo XVI un templo fue construido en su interior y el conjunto pasó a convertirse en iglesia fortificada. Algo más de mil doscientas personas, muy pocas ya de origen sajón, residen en Câlnic en la actualidad.