Posiblemente una de las imágenes más simbólicas de la ciudad de Pontevedra, la iglesia de la Virgen Peregrina fue construida en la segunda mitad del siglo XVIII. Compuesta por elementos barrocos y neoclásicos, seguramente pasaría por un templo más si no fuera por la singularidad de su planta. Presenta ésta una forma redondeada, hecho que, sumado a un vestíbulo rectangular, confiere al edificio un aspecto de caparazón de vieira como homenaje a los peregrinos que por aquí pasaban tras recorrer el Camino Portugués. Su fachada se divide en dos cuerpos, de aspecto más austero el inferior, y más ornamentado el superior. En éste se muestra en una hornacina a Nuestra Señora del Refugio La Divina Peregrina, patrona de la provincia pontevedresa, flanqueada por dos santos.