Antim Ivireanul fue un obispo y erudito nacido en la actual Georgia que ejerció como metropolitano de Bucarest a comienzos del siglo XVIII. En sus últimos años de vida puso su empeño en la construcción de un monasterio dedicado a Todos los Santos en la mencionada localidad. Tras su muerte fue enterrado en el cenobio, que más adelante fue llamado Monasterio Antim en su honor. En su origen el monasterio tenía aspecto de fortaleza, con la iglesia, edificada en estilo brâncovenesc, situada en el centro. El templo tiene treinta metros de largo por diez de ancho e incluye dos ventanas en cada ábside. En su interior se guardan valiosos iconos, algunos de los cuales fueron pintados por el propio San Antim. Sus monjes estuvieron tristemente relacionados con el pogromo de Bucarest, ocurrido en 1941, cuando volaron una sinagoga cercana. Más adelante, el tirano comunista Nicolae Ceaușescu pretendió destruirlo durante una pretendida remodelación de la vecindad, siendo su salvador el ingeniero Eugeniu Iordăchescu, quien se encargó de moverlo a un emplazamiento cercano. Actualmente está protegido como Monumento Histórico de Rumanía y un reducido grupo de monjes sigue residiendo en el complejo.