MunDandy

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Alemania Países Bajos

Romántica y universitaria

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Situada en un entorno privilegiado a orillas del río Neckar, la ciudad de Heidelberg es bien conocida en Alemania tanto por su ambiente universitario como por ser la cuna del Romanticismo local. Fue aquí donde se reunieron a comienzos del siglo XIX un grupo de poetas que encontraban su inspiración en el apodado Paseo de los Filósofos, una senda que transcurre por una de las lomas cercanas a la villa con fantásticas vistas sobre ésta, dando impulso a este movimiento literario en el país germano. Heidelberg es también sede de una de las universidades más antiguas de Europa, que fue fundada a finales del siglo XIV y cuya excelencia en un amplio abanico de materias ha sobrepasado fronteras.

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Algo debieron ver ya los antepasados del ser humano en esta zona, pues en las cercanías de Heidelberg se han encontrado restos de una subespecie de homínido que se cree pudo ser el predecesor tanto del hombre de Neanderthal como del homo sapiens. Tiempo después se establecieron aquí tribus celtas, que construyeron una fortaleza de la que aún quedan trazas en la cercana colina Heiligenberg. También llegaron hasta Heidelberg los romanos, que fundaron un campamento y levantaron un puente sobre el río Neckar. Desde entonces la incipiente ciudad fue desarrollándose poco a poco hasta alcanzar el espaldarazo definitivo durante la Edad Media, cuando fueron construidos el castillo y la iglesia del Espíritu Santo, los monumentos más emblemáticos de la villa.

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Fabricada en estilo gótico, la iglesia del Espíritu Santo se localiza en el centro del casco histórico de Heidelberg, destacando sobremanera entre el resto de los edificios que la rodean. Aunque no es el templo más antiguo de la ciudad, honor que corresponde a la iglesia de San Pedro, es sin duda el más representativo de la misma tanto por sus dimensiones como por su importancia histórica. Para su edificación se empleó la roca arenisca de la zona, que le da un característico tono anaranjado similar al de los tejados que la circundan a un nivel considerablemente inferior. Protestantes y católicos se disputaron su uso a lo largo de la Historia, dándose el curioso caso de que en el siglo XVIII se tomó la salomónica decisión de establecer un muro interior en la iglesia con el fin de que ambos credos pudieran celebrar allí sus oficios de manera simultánea. Así lo hicieron durante más de doscientos años, hasta que ya bien entrado el siglo XX el templo pasó a ser exclusivamente protestante.

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Era agosto de 1997 cuando llegamos a territorio holandés tras visitar diversas ciudades alemanas. Nuestra primera parada en el país de los tulipanes fue en la localidad de Maastricht, donde estuvimos unas horas que fueron suficientes para traer de nuevo a mi retina las imágenes almacenadas días atrás, durante nuestra estancia en Heidelberg. Ciudad de larga historia, de hecho sus propios habitantes la consideran la más antigua de los Países Bajos, el ambiente cultural y universitario de las calles de Maastricht me recordó en cierto modo al de la ya añorada ciudad germana. Y para redondear el parecido, la torre de la iglesia de San Juan presenta un tono rojizo bastante similar al de la piedra arenisca típica en algunas construcciones de aquella.

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No existe en Maastricht, sin embargo, un lugar comparable al castillo de Heidelberg, considerado una de las fortalezas más espectaculares de Alemania. Erigido en el siglo XIII, sufrió numerosos avatares a lo largo de su agitada historia, que lo llevaron al estado semirruinoso en el que ha llegado hasta nuestros días. Suficiente en cualquier caso para imaginar la grandeza que tuvo este lugar, fielmente reproducida en algunas antiguas pinturas que lo muestran en todo su esplendor. A medio camino de la cima de la colina llamada Königstuhl, o sitio de los reyes, el castillo de Heidelberg vigila el casco histórico de la ciudad, que se extiende a sus pies. Desde tan privilegiada atalaya pude fácilmente entender por qué esta romántica villa ha inspirado a tantos estudiantes y poetas desde muchos siglos atrás.

2 COMENTARIOS

  1. Que bien que hayas parado en Heidelberg!

    Estuve en 1996 en lo que fue el retorno a mi vida viajera tras los primeros (y duros) anhos en la universidad. Fui a ver a una amiga que estaba de Erasmus y me enamore de Heidelberg por lo bonita que era y por su ambientazo universitario como yo no habia visto nunca. Volveré seguro.

    Como curiosidad, aterrice el 19 de febrero y a la manhana siguiente habia caído la mayor nevada del anho. Era la primera vez que veía nevar. Mi ultimo dia por allí (el 27 creo) hacia 25 grados, un solazo e íbamos en camiseta. Las 4 estaciones en apenas una semana. Más suerte imposible.

    Saludos

    • Heidelberg me gustó mucho, es una ciudad encantadora. Tanto por su configuración urbana como por sus monumentos, y especialmente por su ambientillo. Salvando las distancias, me recordó algo a Salamanca.

      Lo de «four seasons in one day» supongo que lo tienes en UK cuando quieras. Yo lo viví en algunos momentos en Irlanda, aunque sin nieve, es algo a lo que aquí no estamos acostumbrados.

      Un abrazo.

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