Tras las inundaciones ocurridas en el predesierto tunecino a finales de la década de los sesenta del siglo XX, la población de Matmata quedó abandonada y sus habitantes se mudaron a Nueva Matmata, un asentamiento situado a unos quince kilómetros de distancia. Las construcciones más típicas del lugar eran las denominadas viviendas trogloditas, especie de casas-cueva realizadas excavando un gran agujero en el suelo. En el punto central se creaba un espacio diáfano que servía como patio comunitario, al que daban todas las habitaciones de la casa. Al estar situadas bajo el nivel del terreno eran prácticamente invisibles desde la distancia y su protección resultaba mucho más sencilla. Además, las habitaciones mantenían una temperatura con escasas fluctuaciones entre los meses de invierno y verano. Desde que George Lucas rodó allí algunos exteriores para la película La guerra de las galaxias volvieron a cobrar relevancia y varias de ellas fueron habitadas de nuevo por unas cuantas familias, que continúan mostrándolas a los visitantes con fines turísticos.