La mayor parte de los exteriores para la primera película de la serie Piratas del Caribe fueron grabados en Wallilabou Bay, paradisiaca bahía localizada en la isla caribeña de San Vicente. En este tranquilo lugar se recreó una representación de Port Royal, mítica población que ejercía como lugar de residencia de los piratas. Para ello, se instalaron diversas facilidades en torno a una posada allí existente, cuyas habitaciones sirvieron como alojamiento a actores y técnicos durante el rodaje. Diversas escenas de la segunda y tercera entrega también se rodaron allí y desde entonces se han conservado numerosos elementos utilizados en la grabación, que incluyen un barracón, cañones, barriles de pólvora, vestimenta e incluso algunos ataúdes, que han servido para conformar un curioso parque temático dedicado a la famosa serie cinematográfica.