Situada a más de mil metros de altura en el noroeste de Irán, la población de Masouleh es una de las más pintorescas del país. Fue fundada en el siglo X y sus viviendas trepan por una escarpada ladera, resultando una diferencia de nivel de más de cien metros entre el punto más alto y el más bajo del pueblo. En su interior no existen las calles tal y como suele entenderse ese concepto y son los patios y tejados los que permiten el paso a los viandantes. Las edificaciones están construidas con una especie de adobe, de ahí su tono ocre, y suelen tener dos plantas. Entre ellas destaca la mezquita, edificada cuando la localidad daba sus primeros pasos y culminada con una cúpula verde que le aporta un rasgo diferenciador sobre el resto de las construcciones.