Localizada al borde de la garganta conocida como Hoces del Duratón, Sepúlveda es una histórica localidad segoviana con una amplia riqueza patrimonial. Se tienen noticias de ella al menos desde la primera mitad del siglo X, cuando fue repoblada por orden del conde Fernán González. Consiguió fueros en el siglo XI y se mantuvo neutral durante el levantamiento de los comuneros a comienzos del siglo XVI. Cerca de ella tuvo su base Juan Martín el Empecinado en su lucha contra los invasores franceses durante la primera década del siglo XIX. Conserva un vasto patrimonio, tanto civil como religioso, que se distribuye por toda la población, con especial énfasis en los alrededores de su Plaza Mayor. Destacan los restos del castillo de Fernán González, así como las iglesias de San Salvador, San Bartolomé, San Justo y de la Virgen de la Peña, todas ellas románicas. En la actualidad, su población supera por poco el millar de habitantes y en su gastronomía destaca el cordero asado en horno de leña.