15 yacimientos que te pondrán contento
A pesar de que la Historia no era una de mis asignaturas favoritas durante la infancia y la adolescencia, con el tiempo ha llegado a interesarme de verdad. Especialmente la relacionada con la antigüedad, porque las numerosas tragedias, guerras y barbarie que se fueron sucediendo durante el horroroso siglo XX más que atraerme me produce ganas de vomitar. Sin embargo, el modo en que vivían, como se relacionaban entre ellos y como sentían nuestros antepasados prehistóricos y subsiguientes me resulta tremendamente atractivo y siempre estoy dispuesto para aprender al respecto.
No resulta extraño, por consiguiente, que a lo largo de mi vida haya visitado numerosos sitios arqueológicos, dispersos por todos los continentes. Salvo error u omisión diría que ninguno de ellos me ha decepcionado, aunque he de decir que de algunos esperaba algo más. Especialmente de Knossos, cuya restauración considero que fue poco adecuada a pesar de las alabanzas recibidas. Aunque disto mucho de ser un experto, en todos y cada uno de ellos he tenido la posibilidad de aprender sobre la vida y la muerte de sus habitantes, lo cual me resulta enormemente satisfactorio y colma mis expectativas.
Hace ya unos años escribí sobre algunos de los que considero mis sitios arqueológicos favoritos en este post. Más adelante, lo hice sobre varios que me sorprendieron para bien en la Península Ibérica aquí. Me dispongo ahora a desvelar otros, quizás menos conocidos pero cuya visita está más que justificada en mi opinión. Si algún día los visitáis, ya me contaréis que os han parecido.
Pasargada (Irán): Mucho menos renombrado que el no demasiado alejado Persépolis, Pasargada es un yacimiento de mucho interés. Fundamentalmente por albergar la que se considera sepultura del caudillo aqueménida Ciro el Grande, pero no solo por ello. Fundada en el siglo VI a.C., Pasargada fue la primera capital del Imperio aqueménida y se conservan numerosos restos, que incluyen el jardín persa más antiguo que se conoce.
Tarraco (España): De la importancia de la civitas romana de Tarraco no existe duda alguna. Su fundación se remonta al menos al siglo III a.C. y fue prosperando hasta llegar a ser la capital de la provincia Tarraconensis en tiempos de Augusto. Entre los vestigios que han llegado hasta nuestros días sobresale un magnífico anfiteatro, edificado ya en el siglo II de nuestra era y que tenía capacidad para albergar unos quince mil espectadores.
Menfis (Egipto): Para hacerse una idea de la importancia que llegó a alcanzar Menfis, basta con conocer que en el tercer milenio anterior a nuestra era llegó a alcanzar medio millón de habitantes, que la convertían en la ciudad más poblada del mundo en la época. En sus necrópolis se empezaron a construir las pirámides, empezando por la del faraón Zoser en Saqqara. Le siguieron las de Dahshur y, más adelante, las famosas pirámides de Giza, una de las siete maravillas del mundo antiguo.
Sukhothai (Tailandia): Damos un salto considerable en el tiempo y nos vamos a Sukhothai, reino tailandés fundado a mediados del siglo XIII. Rápidamente se fue extendiendo y sus confines llegaron hasta la actual Malasia, para acabar desapareciendo al integrarse en el reino de Ayutthaya. Entre los restos que han llegado hasta nuestros días sobresale Wat Mahathat, templo budista theravada que está considerado uno de los más importantes de Tailandia.
Histria (Rumanía): Vale, no es demasiado conocido y quizás su interés para los expertos sea relativo, pero Histria no deja de ser un sitio arqueológico de primer orden. Antigua polis griega fundada en el siglo VII a.C., este asentamiento fue establecido por colonos procedentes de Mileto con fines fundamentalmente comerciales. Su actividad se prolongó por más de un milenio, hasta que fue abandonado en el siglo V de nuestra era, cuando ya los romanos estaban asentados en el lugar.
Anuradhapura (Sri Lanka): Asentamiento establecido allá por el siglo IV a.C., Anuradhapura se mantuvo como capital del reino cingalés durante casi un milenio y medio. De la grandeza que llegó a alcanzar da idea el hecho de que sus restos se extienden por un área de aproximadamente cuarenta kilómetros cuadrados. De su importancia, que allí fue plantado un esqueje del Sri Maha Bodhi, el árbol bajo el que Buda alcanzó la iluminación.
Nelson’s Dockyard (Antigua y Barbuda): Quizás comparado con los anteriores no parezca tener importancia, aunque es Patrimonio Mundial como ellos, pero Nelson’s Dockyard es un sitio arqueológico de mucho interés. Antiguo astillero ubicado en un puerto bien resguardado, en él residió el almirante Nelson durante tres años. Para su protección, se erigió en el siglo XVIII Fort Berkeley, perfectamente situado a la entrada de la bahía.
Micenas (Grecia): Bastante menos conocido que otros sitios arqueológicos helenos, Micenas tiene una importancia vital. No en vano, este asentamiento fue la polis más importante del sur de la actual Grecia durante un largo periodo. Destaca la famosa Puerta de los Leones, así llamada por la presencia de dos figuras representando sendos felinos que están situadas en su parte superior.
Anjar (Líbano): Aunque no se trate del no demasiado alejado Baalbek, Anjar es un yacimiento de enorme interés. Congrega los restos de una antigua ciudad establecida en el siglo VIII de nuestra era por el califa omeya al-Walid I. De manera similar a lo que le ocurrió a Medina Azahara, no fue completada del todo y fue abandonada por completo poco después. Destacan los restos del palacio del mencionado califa, que incluyen parte de sus muros y columnatas.
Sufetula (Túnez): Un excelente ejemplo de arco triunfal da paso a las ruinas de la antigua civitas romana de Sufetula, uno de los sitios arqueológicos mejor preservados del norte de África. Sobresalen también los templos dedicados a la Triada Capitolina, esto es Júpiter, Juno y Minerva, ejemplo casi único en todas las poblaciones romanas que han llegado hasta nuestros días.
Kunya-Urgench (Turkmenistán): No resulta nada fácil llegar hasta este yacimiento, pero merece la pena de todas, todas. Alberga los restos de la antigua capital de Corasmia y fue establecido alrededor del siglo V a.C. Gengis Khan lo destruyó en el siglo XIII de nuestra era, pero se han conservado excelentes ejemplos de mausoleos, fortificaciones y el minarete de Kutlug Timur, el más alto entre los muchos construidos en Asia Central.
Pompeya (Italia): Sobre Pompeya ya se ha escrito prácticamente casi todo y no me queda mucho más que añadir. El vecino volcán Vesubio la destruyó en el siglo I de nuestra era y las cenizas esparcidas durante la erupción han contribuido a su buen estado de conservación. Probablemente no existe otro lugar donde sea más fácil apreciar cómo era la vida cotidiana en una ciudad de provincias de la antigua Roma. Y eso ya es mucho.
Polonnaruwa (Sri Lanka): Surgida en el siglo XI tras una invasión realizada en la anteriormente mencionada Anuradhapura, Polonnaruwa se convirtió en la capital del reino Chola. Este pueblo de origen tamil, practicantes del hinduismo, intentó resistir a la mayoría budista ceilanesa, pero fue en vano. Da idea de ello el magnífico Gal Vihara, templo budista que muestra cuatro gigantescas figuras de Buda talladas en la roca.
Sarmizegetusa Regia (Rumanía): Integrada en un entorno espectacular, Sarmizegetusa Regia fue la capital del reino de los dacios hasta la llegada de los romanos. Data aproximadamente del siglo II a.C. y mantuvo su esplendor hasta la derrota del caudillo Decebal ante Trajano en el año 106. Fuertemente amurallada, conserva trazas de templos dedicados a un culto del que se desconoce prácticamente todo.
Tiro (Líbano): Y qué decir de Tiro, uno de los principales asentamientos del pueblo fenicio en el tercer milenio antes de nuestra era. Situada a orillas del Mediterráneo, cuna de navegantes extraordinarios que llegaron con fines comerciales hasta tierras tan lejanas como Iberia, entre sus restos sobresale un magnífico arco triunfal erigido en honor de Adriano. Si llegáis hasta ella, seguro que os pondréis tan contentos como lo hice yo cuando tuve ocasión de conocerla.