Aunque mi principal pretensión cuando viajo sea la de visitar monumentos, bien sea culturales o naturales y dicho en el más amplio sentido de la palabra, afortunadamente no siempre es así. Bien sea por casualidad o porque ya había oído hablar de algún sitio determinado, a lo largo de mi vida viajera me he encontrado con lugares que resulta difícil creer que existen, de esos que demuestran que el Planeta Tierra es una continua e inacabable caja de sorpresas.

Os presentamos aquí una pequeña muestra de esos lugares sorprendentes con los que nos hemos encontrado en algún momento y que resulta difícil creer que existen. Evidentemente, hay muchos más y os agradeceríamos que nos dejarais conocer su existencia a través de un comentario en esta página, para así tener la oportunidad de poder ir a visitarlos algún día. ¿Cuáles son vuestros lugares curiosos que resulta difícil creer que existen?

Un mausoleo pagano que hoy es catedral cristiana: La catedral de San Duje, sede de la archidiócesis croata de Split-Makarska, fue en su origen el mausoleo del emperador romano Diocleciano, famoso por sus persecuciones de cristianos y nacido cerca de este lugar. Consagrada en el siglo VII, posteriormente le fue añadida la torre románica que sirve como campanario en la actualidad.

Un pozo de gas que lleva ardiendo cuarenta años: Aunque general y erróneamente es conocido como cráter de Darvaza, este lugar increíble no tiene nada que ver con un volcán. Se trata de un pozo producido durante unas prospecciones de gas natural en el desierto del Karakum, en el actual Turkmenistán, que empezó a arder hace cuarenta años y así continúa por el momento.

Un lago repleto de icebergs: Situada al sureste de Islandia, la laguna de Jökulsárlon está alimentada por la lengua del glaciar Breiðamerkurjökull. Debido a ello presenta un aspecto irreal, al estar llena de los icebergs que se desprenden del glaciar. Los bloques de hielo permanecen en el lago alrededor de cinco años antes de integrarse definitivamente en el mar.

Un estado cuyas monedas pesan toneladas: Las piedras rai son el sistema monetario tradicional en el estado micronesio de Yap, donde han sido usadas como moneda de cambio durante centenares de años. Aunque en los últimos tiempos han sido reemplazadas por la divisa estadounidense, siguen manteniendo su valor y en ciertas ocasiones continúan utilizándose con fines comerciales.

Un dolmen reusado como capilla: Un curioso ejemplo de sincretismo religioso se produjo hace siglos en la localidad de Pavia, cerca de la ciudad portuguesa de Évora. Allí, un dolmen de buen tamaño fue reconvertido en capilla, añadiéndole un campanario y todo. Hoy día en la anta-capela de São Dinis sigue celebrándose el culto, como lo ha venido haciendo desde el siglo XVII.

Un muladar humano: En las inmediaciones de la ciudad iraní de Yazd aún existen dos ejemplos de unas construcciones denominadas torres del silencio. Hasta hace unas décadas los practicantes del culto zoroastrista dejaban en ellas los cadáveres de sus difuntos, con el fin de que fueran devorados por los buitres y así quedara completado su ciclo vital.

Un árbol de la edad de las pirámides: También en Irán, cerca de la localidad de Abarkuh existe un ejemplar de ciprés que los locales denominan Sarv-e-Abarkuh y al que se estiman más de cuatro mil quinientos años de edad. Este venerable anciano está considerado por los expertos el tercer árbol más viejo del mundo y se mantiene en una excelente forma.

Un templo donde se veneran serpientes: El culto a las pitones está extendido en la localidad de Ouidah, situada al sur del estado africano de Benín, donde los locales las consideran representaciones de sus antepasados. Allí existe una especie de templo, donde estos reptiles son considerados sagrados, cuentan con sus propios sacerdotes y se celebran ritos en su honor.

Una laguna bioluminiscente: Fajardo es uno de los municipios en los que se divide la isla de Puerto Rico y su principal atracción es la denominada laguna bioluminiscente. Este lugar está situado en el interior de la zona protegida conocida como Reserva Las Cabezas de San Juan y en ella viven millones de microorganismos que con el movimiento del agua se iluminan dando a ésta un color fosforescente.

Una roca aislada con un palacio en su cima: Kasyapa fue un rey visionario que vivió en la actual Sri Lanka en el siglo V. Preocupado por sus enemigos se hizo construir su palacio nada menos que en la cima de un peñasco que se eleva a casi cuatrocientos metros en el interior de la isla. El lugar es conocido como Sigiriya y pueden visitarse los restos de lo que fue residencia real en la parte superior de la roca.

Un cementerio donde se toman la muerte a broma: Conocido como el cementerio alegre, el camposanto de Săpânţa se encuentra en la región de Maramureş, situada al noroeste de Rumanía. En un intento de quitarle solemnidad a la muerte, sus tumbas presentan colores vivos y están decoradas con imágenes de estilo naif junto a divertidos epitafios que relatan la vida del difunto en tono humorístico.

Un país que cabe en una foto: Con apenas dos kilómetros cuadrados de extensión, Mónaco es el estado miembro de Naciones Unidas más pequeño que existe. Desde algunos puntos de la costa donde está situado es perfectamente posible obtener una imagen que lo incluya longitudinalmente desde uno de sus extremos al otro.

Un árbol que crece en el desierto: Prácticamente todo el territorio de la isla de Bahréin está ocupado por una extensión del desierto de Arabia. En su árido interior y rodeado completamente de arena crece un ejemplar de Prosopis cineraria al que los locales llaman árbol de la vida. Se le calculan cuatrocientos años de edad y la forma en la que obtiene el agua que necesita para sobrevivir es un misterio.

Una piscina en medio del mar: Buccoo Reef es un arrecife situado al suroeste de Tobago donde existe una zona de escasa profundidad formada por un banco arenoso de origen coralino. Debido a su aspecto y al color del agua en su interior este lugar es conocido localmente como la piscina de nylon y es enormemente apreciado por los turistas que llegan a esta isla caribeña.

Una montaña con forma de águila: También cerca de la ciudad iraní de Abarkuh se levanta una montaña con un curiosísimo parecido a un ave de presa lista para emprender el vuelo. Debido a ello, y como no podía ser de otra manera, es localmente comparada con esos águilas que surcan los cielos en la vecindad.

Un salón de palacio reconvertido en plaza: Y si empezábamos en Split, volvemos de nuevo a esta localidad croata para terminar nuestra serie de lugares curiosos. A finales del siglo III, el emperador romano Diocleciano mandó construir allí un fastuoso palacio para pasar en él sus últimos años tras abdicar. Lo que era el hall de entrada a la residencia es hoy una plaza de la población y en ella es incluso posible tomarse una cerveza a la salud de quien fuera fundador de la ciudad.

Actualización en febrero de 2020

Una nación cuya capital solo tiene tres edificaciones: Supongo que resulta difícil de creer, pero en Ngerulmud, la capital del estado de Palaos, solo existen tres edificios. Uno de ellos es la sede del poder ejecutivo, otro la sede del poder judicial, mientras que el tercero alberga la Cámara de Representantes. Dieciséis diputados y trece senadores a la sazón. En total, no llegan a cien personas quienes efectúan sus tareas cotidianas en esta capital atípica donde las haya.

Actualización en marzo de 2022

Un santuario donde se adora el fuego eterno: Volvemos a Yazd, una de las poblaciones más antiguas de Irán. En ella se siguen manteniendo algunos de los ritos zoroastristas que sus habitantes adoptaron hace al menos dos mil quinientos años. Se puede ser testigo de uno de ellos en su Templo del Fuego, lugar donde los fieles practican el culto al fuego y adoran una llama que arde ininterrumpidamente desde el año 470. Ahí es nada.

Actualización en mayo de 2022

Un sendero entre Eurasia y Norteamérica: Localizada en el punto exacto donde confluyen las placas tectónicas de Norteamérica y Eurasia, Almannagjá es una garganta que no destaca por su profundidad, aunque sí lo hace por su unicidad. Está ubicada al suroeste de Islandia, en el interior del valle denominado Þingvellir. Si alguna vez la visitáis no olvidéis recorrerla, porque no todos los días se puede dar un agradable paseo justo entre el continente europeo y el americano.