El campanario siempre ha sido un elemento fundamental para cualquier templo católico que se precie. En su parte más alta solían colocarse las campanas que tradicionalmente eran tañidas por el campanero o sacristán para convocar a los fieles al culto. Lamentablemente, el toque manual se ha ido perdiendo, aunque últimamente se están haciendo intentos para recuperar esta actividad, como lo prueba el hecho de haber sido declarada Patrimonio Cultural Inmaterial por la UNESCO en 2022 a propuesta de España. No es de extrañar, por consiguiente, que rematar los edificios sagrados con un campanario lustroso fuera una de las principales motivaciones para la construcción de las iglesias en el pasado.
A diferencia de lo que ocurre en otros credos, los campanarios católicos suelen estar adosados al templo o formar parte integrante del mismo. Menos habitual es que estén exentos, es decir, sin contacto alguno con el resto del templo, aunque existen algunas excepciones. En general, las campanas son colocadas en la parte superior de una torre, aunque en ocasiones se sitúan en un muro que sobresale de la edificación, al que se conoce como espadaña. La tradición de convocar a los fieles al culto haciendo sonar las campanas parece que comenzó en el siglo VI, aunque el campanario más antiguo que se conserva es probablemente el de la basílica de San Apolinar el Nuevo de Rávena, que data del siglo VII y es de planta circular. El más alto es el de la iglesia mayor de Ulm, que supera los ciento sesenta y un metros.
Hace unos años listaba mis campanarios civiles y religiosos favoritos, exceptuando los católicos, en este post. Anteriormente había hablado sobre los minaretes, versión musulmana de los campanarios, de Asia Central aquí. Para completar el círculo, por consiguiente, tan solo me queda dar una relación de mis campanarios católicos preferidos. Allá vamos.
Catedral de Santa María de la Sede (Sevilla, España): Si me refiero al campanario de la catedral de Sevilla lo mismo no lo identificáis, pero si aclaro que se trata de la Giralda seguro que os suena. Al antiguo minarete de la mezquita mayor sevillana, obra almohade del siglo XII, se le superpuso en el siglo XVI un añadido, precisamente para albergar las campanas. El conjunto está rematado por una figura conocida como Giraldillo y su altura total es de 102,19 metros, que lo convierten en el segundo más alto de España tras las torres-campanario de la Sagrada Familia.
Catedral de San Pedro (Colonia, Alemania): Diversos récords posee la catedral de Colonia, entre ellos el de haber sido el edificio más alto del mundo durante varios siglos. Lo debe a sus torres-campanario, que actualmente siguen conformando la doble espira más alta que se haya construido. Aunque parezcan gemelas en realidad no lo son, puesto que la situada al sur se eleva hasta los 157,31 metros, mientras que la localizada al norte alcanza los 157,38 metros.
Iglesia de Santa María de la Antigua (Valladolid, España): Seguimos batiendo récords, en este caso el de campanario románico más alto de España. Situada en la ciudad de Valladolid, la iglesia de Santa María de la Antigua ofrece una mezcolanza de estilos debido al hecho de haber sufrido dos importantes reestructuraciones. Del templo románico original apenas se conserva un pórtico y su esbelto campanario, que se eleva hasta alcanzar casi cincuenta metros. Lo cual era mucho en el siglo XII.
Catedral de la Asunción y San Geminiano (Módena, Italia): Sin embargo, los campanarios románicos españoles no podían competir ni en altura ni en elegancia con los de la vecina Italia. Un buen ejemplo es la denominada Torre Ghirlandina, que ejerce esa función en la catedral de Módena. Empezada a construir también en el siglo XII, supera los ochenta y seis metros y con su extraordinario porte es el auténtico símbolo de esta ciudad padana.
Iglesia de Nuestra Señora del Rosario (Toledillo, España): En tiempos del románico eran relativamente habituales las espadañas, como prueba de minimalismo, austeridad y carencia de ostentación. Un buen ejemplo es el de la desconocida iglesia de Nuestra Señora del Rosario, localizada en la pedanía soriana de Toledillo. Fue construida igualmente en el siglo XII y muestra una interesante espadaña dual a los escasos visitantes que hasta ella se acercan.
Basílica de San Marcos (Venecia, Italia): Románico era también, al menos cuando fue edificado, el campanario exento de la veneciana Basílica de San Marcos. Hasta que un rayo lo dañó irreversiblemente a finales del siglo XV. Unas décadas más tarde, ya en el siglo XVI, fue reconstruido, pero no adquirió su aspecto actual hasta comienzos del siglo XX, cuando fue reedificado tras ser destruido por un rayo. Auténtico símbolo local, está construido en ladrillo y se eleva hasta los 98,6 metros de altura.
Iglesia de San Clemente (Taüll, España): Por entonces, el románico más auténtico seguía floreciendo en España. Por suerte, porque gracias a ello podemos disfrutar hoy día de construcciones tan espectaculares como la iglesia de San Clemente, ubicada en la localidad leridana de Taüll. Su campanario ligeramente exento es una joya de seis plantas, que en cierta manera imita el diseño de los minaretes. Contrariamente a lo habitual, las campanas no están en la parte superior, sino que existe un único elemento situado en la cuarta planta.
Torre de San Martín (Teruel, España): Atendiendo a criterios como la belleza o la valía, resulta imposible decidirse por uno solo de los extraordinarios campanarios mudéjares. He tenido, pues, que recurrir a otros marcadores, como el de la antigüedad. Y el ganador en este aspecto no es otro que la turolense Torre de San Martín. Adosada a una iglesia de factura posterior, fue construida a comienzos del siglo XIV y sirvió como modelo a todo el despliegue artístico de este estilo arquitectónico genuinamente español que vino después. Una maravilla.
Catedral de San Esteban (Viena, Austria): Cambiamos radicalmente de tiempo y de estilo y nos vamos a la capital austriaca. Allí tuvimos el placer de conocer a Steffi, que es como cariñosamente apelan los locales a uno de los campanarios de su catedral. A pesar de su diminutivo, está bien crecidito puesto que alcanza los ciento treinta y siete metros de altura. Esta fantástica espira gótica debería haber tenido un hermano gemelo, pero la construcción de este último se abortó cuando alcanzaba aproximadamente la mitad del tamaño de su predecesor y así sigue por el momento.
Catedral Nueva (Linz, Austria): No lejos de Viena se encuentra la agradable ciudad de Linz, cuya estructura más destacada es la de su Catedral Nueva. Esta grandiosa construcción no desmerece en nada a la mucho más renombrada catedral vienesa. De hecho, con capacidad para veinte mil fieles es la iglesia más grande de toda Austria. Tampoco su fabuloso campanario gótico tiene nada que envidiar a Steffi. De hecho, mide tan solo dos metros menos que éste. Y porque no les permitieron hacerlo más alto para no superarlo.
Concatedral de Santa María (Castellón de la Plana, España): Pasamos de la ostentación gótica centroeuropea a la austeridad del gótico valenciano. El sentido del humor levantino se puso de manifiesto al apodar a este campanario exento como fadrí, que se traduce como soltero en el idioma local. Situado en la ciudad de Castellón de la Plana, mide unos sesenta metros y está asociado a la concatedral de Santa María, templo localizado en sus inmediaciones.
Iglesia de los Santos Arcángeles (Şurdeşti, Rumanía): Volvemos a las andadas, es decir, a los récords. Pocas construcciones me han llegado tanto al alma como las iglesias de madera de la región rumana de Maramureș. Sobresale entre ellas la situada en la diminuta población de Şurdeşti, rematada por un impresionante campanario que en su punto más alto se eleva hasta los setenta y dos metros, convirtiéndola en la iglesia de madera más alta del mundo. Sobrecogedor.
Catedral de Santa María (Murcia, España): Una honrosa tercera posición, y por consiguiente podio, es la que ocupa la torre-campanario de la catedral de Murcia en la lista de campanarios más altos de España. Principal símbolo de la ciudad junto a la fachada principal del mismo templo, se eleva hasta los noventa y tres metros, cinco más si se incluye la veleta que la remata. Consta de cinco cuerpos y alberga una veintena de campanas en su parte superior.
Campanario de Atocha (Madrid, España): Probablemente, si has llegado a la madrileña Estación de Atocha en tren, te haya sorprendido la visión de un campanile de aspecto sienés en sus inmediaciones. El campanario en cuestión mide setenta metros de altura y debía formar parte de la inacabada Real Basílica de Nuestra Señora de Atocha, cuya construcción fue planeada a comienzos del siglo XX. Y allí sigue, entre evidentes muestras de abandono a pesar de estar protegido como Bien de Interés Cultural.
Iglesia de San Juan de los Panetes (Zaragoza, España): ¿A que la zaragozana Iglesia de San Juan de los Panetes no te suena absolutamente de nada, salvo si eres local? Pues deberías saber que esta construcción barroca, cuyas obras finalizaron ya en el siglo XVIII, está adosada a un magnífico campanario mudéjar del siglo XVI. Que, aunque no destaca por sus dimensiones, sí lo hace por su atractivo diseño y, especialmente, por el hecho de estar visiblemente inclinado hacia el exterior.
Catedral de Santa Maria Assunta (Pisa, Italia): Aunque, si hablamos de inclinación, tendremos inevitablemente que referirnos a la archifamosa Torre de Pisa. Obra románica del siglo XII, diseñada para servir como campanario exento de la cercana catedral, mide aproximadamente sesenta metros y está inclinada unos 4º respecto al eje vertical. En el pasado llegó a estarlo casi 6º, corriendo serio riesgo de colapso, y hubo que rectificar esa desviación hasta llegar a unos márgenes aceptables. Si hay un campanario renombrado en el mundo, sin duda es éste. Con todo merecimiento, además.
