Uno de los principales puntos de interés de la enigmática Quinta da Regaleira es su esotérico jardín de aproximadamente cuatro hectáreas. Presenta una disposición peculiar, con la zona más alejada del palacio en estado prácticamente salvaje mientras que la más cercana aparenta estar permanentemente sometida a cuidados. Diferentes estructuras con propósitos tanto simbólicos como decorativos se encuentran a cada paso en este espacio lleno de sorpresas. Entre ellas se cuentan una serie de túneles a los que es posible acceder desde diferentes puntos estratégicamente situados. Existen también diferentes grutas, una de ellas denominada Cueva de Leda debido a la estatua ubicada junto a su entrada. Cerca de ella se encuentra una torre a la que es posible subir y situarse en un plano más elevado que el del resto del jardín. Dos lagos y diversas fuentes se localizan en el recinto, donde el agua juega un papel destacado. Sobresale especialmente el denominado Pozo Iniciático, cuyo propósito no era el de extraer agua de él sino que servía para celebrar ceremonias relacionadas con la Orden del Temple y la Rosacruz, como se deduce de los símbolos que se hallan en su interior. Es posible acceder a éste mediante una escalera de caracol que desciende hasta cerca de treinta metros bajo la superficie. El contrapunto a tanto misticismo y símbolos paganos lo pone una capilla neogótica localizada a la entrada del jardín, cuyo interior exhibe frescos donde están representados Santa Teresa de Jesús y San Antonio de Padua entre otros cristianos ilustres.