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Entrevistas

La cuenta atrás: Joaquim Sardà Mariné

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Comienza la cuenta atrás para Joaquim Sardà Mariné. El mundillo viajero suele darme continuas sorpresas y Joaquim ha sido una de las más agradables que he tenido últimamente. Confieso que lo desconocía casi todo sobre él, excepto por algún comentario suyo hecho en un grupo de viajeros de una red social, y descubrir su entusiasmo, su bagaje y su actitud ante el hecho de viajar me ha resultado digno de admiración. Casi ciento sesenta países y más de quinientos lugares Patrimonio de la Humanidad, una cifra estratosférica en mi opinión, lo contemplan y mantiene la ilusión de seguir sumando experiencias en el futuro. Podéis conocer más sobre él a través de sus propias palabras y, si las leéis con detenimiento, seguro que coincidiréis con mis apreciaciones. Con ustedes, Joaquim Sardà Mariné.

10. El viajero, ¿nace o se hace?

Todo es relativo en este mundo, hay viajeros que nacen y otros que se hacen durante su vida. Quizás yo me hice desde mi infancia leyendo libros, tbo’s y películas. El ‘Capitán Trueno’ (aún tengo las revistas en un armario), ‘Tintín’ (también tengo algunos), las películas de ‘Tarzán’, especialmente las de Johnny Weissmüller, y como no, leyendo ‘Miguel Strogoff, el correo del zar’ que marcó mi vida, y otras novelas de viajes y aventuras para niños y jóvenes, ‘Los cinco’, etc. Aún tengo pendiente hacer la ruta de Miguel Strogoff. Una ruta idealizada de pequeño. Cuando la vives te puede decepcionar, pero la haré algún día, quizás por eso aún la tengo pendiente. Una película que me marcó ya de joven: ‘Fitzcarraldo’ de Werner Herzog y protagonizada por Klaus Kinski, un loco que quería construir un teatro de ópera en medio de la selva amazónica. Y todo ello lo he ido retroalimentado en cada viaje. Empecé tarde, a los 23 años, en el 83, mi primer viaje a Europa durante un mes. Viaje final de carrera, viaje en bus, mochila, dormir en camping. Primera parada París. Llegué hasta Berlín y Praga. Cada año viajaba a algunos países europeos, todos preciosos. Pero fue en el 87 cuando viajé a Egipto. Solo tomar el bus desde el aeropuerto a El Cairo, me quedé preso, su gente por las calles, familias enteras sentadas en el suelo, comiendo en los parques, el caos circulatorio, los claxon de los coches incesante, el calor insoportable, las luces, el olor, todo me llenó de inmediato. Cuando bajé del bus en el centro de El Cairo, con la mochila a cuestas, comenzó mi vida viajera. Ya no había posible vuelta atrás. En el 89 hice mi primer viaje al Amazonas, una travesía en barca con una familia por el rio Purús.

9. ¿Vives para viajar o viajas para vivir?

Las dos cosas. Aunque en mis viajes gasto muy poco dinero, evidentemente se gasta. Nunca he comprendido a aquellos que dicen: ‘salí con 20 dólares en el bolsillo y llevo viajando más de un año’, imposible. Para viajar y vivir, o eres rentista o hay que trabajar, y durante las vacaciones, puedes aprovechar para viajar. Depende de tu trabajo, puedes estar más o menos días. Yo en mis trabajos como ingeniero informático tuve la ocasión de disponer de más días que el resto de los mortales trabajadores. También solicité permisos sin sueldo. Con mi trabajo me lo podía permitir. Hay otros que no se lo pueden permitir, aunque a veces, solo a veces, es cuestión de prioridades. He viajado más de tres meses seguidos en una ocasión, en otras varias, dos meses, un mes y medio, etc. En los 40 años de viajero he viajado más de 5 años. Y ahorro viajando, en un 13% de mi tiempo he gastado un 10% de mis ingresos en viajes.

Y evidentemente viajo para vivir. Vivir experiencias que en occidente es más difícil vivirlas. Siempre pienso que he recibido más de las personas que lo que yo les he dado. Y no hablo de cosas materiales, sino de vivencias. Una anécdota: en Zambia coincidí con un viajero de Dinamarca. Yo comentándole lo precioso que es Dinamarca, todo funciona perfectamente, ni una sola incidencia en todo el viaje. Él me responde: Éste es el problema. Si viajas vives.

8. Si alguna vez te pierdes, ¿dónde no deberíamos buscarte?

En muchos sitios, en hoteles de lujo, en resorts, en restaurantes occidentales, en zonas turísticas, en espectáculos para turistas, etc. Cuando viajo para vivir, no repetiré lo que ya tengo en occidente. Duermo en sitios locales, en casas particulares, como en restaurantes locales, y normalmente tomo transporte público. No me gusta alimentar a las multinacionales del ocio.

7. Dicen que la cabra tira al monte…y tú, ¿para dónde tiras?

Para todos los sitios, al monte, al mar, a las ciudades, a los pueblos, no tengo límites. Muchas veces me guio por la intuición. Soy muy cabra loca, pero debido a esa intuición que tengo innata me ha librado (pienso, claro) de algunos problemas gordos. A veces contactas con gente preciosa, te invitan a su casa a comer, incluso te invitan a dormir una o dos noches, y aceptas gustosamente. Y a veces, algo me dice que no, y quizás me he perdido una buena experiencia, pero si mi instinto dice que no, es no.

Por otra parte mi objetivo es visitar todos los Patrimonios de la Humanidad, aunque ya sé que es imposible, pues cada año van añadiendo sitios de países que ya he visitado, y no puedo ir cada año a visitar de nuevo todos los 20 o más países con nuevos patrimonios. Un objetivo que si pienso cumplir es visitar todos los países ONU, aún me quedan unos pocos.

6. ¿Estás de acuerdo con quien afirmó que viajar, como todas las drogas, requiere un aumento constante de la dosis?

Estaba de acuerdo antes del Covid, siempre necesitaba más y más. Con el parón del Covid pensé que me iba a morir en casa y la verdad lo llevé muy bien. Al viajar o te adaptas a las circunstancias que se presentan o no sales del lugar, y este entrenamiento de muchos años, pienso que fue el que me salvó durante el encierro. Nuestra mente viajera está preparada para aceptar lo que venga, lo que sea. En los viajes, planifico una ruta, y normalmente nunca la puedes realizar según lo previsto, debido a los percances que te encuentras en los viajes. Tienes que adaptarte o morir. Y esto me ayudó durante el Covid, me adapté a lo imprevisto. Bueno, bueno, me escapé a Brasil, pues el presidente de aquella época decía que el Covid era un invento, y no había ninguna restricción de viaje, ni de transporte, ni de alojamiento. En este caso concreto alquilé una camioneta destrozada, muy vieja, pero que aguantó todo el viaje. No veía claro estar horas dentro de un bus con 50 personas encerradas. Soy una cabra loca pero con los pies en el suelo (a veces).

5. ¿Crees que los prejuicios que suelen acompañar a quien no sale de su tierra se curan viajando? ¿O por el contrario el hecho de viajar los reafirma?

Depende del viajero y del tipo de viaje. Yo respeto tanto a uno que se pasa una semana entera visitando solo el Museo Británico, como uno que se pasa una semana en Cancún en un todo incluido. Cada cual ha de viajar como le guste y como le llene internamente y emocionalmente. Yo no soy ni de una semana en el British, ni de una semana en un todo. Comentado esto, hay viajeros que viajan para conocer, para vivir el país, otros para transportar su manera de pensar al país que visitan. Los primeros, si tenían prejuicios (cosa poco probable) se les curará rápido viajando. Y los segundos pienso que se les reafirmará. Van a otros países a convencer a los locales que tienen que cambiar y vivir como nosotros. Anécdota: Hablando con una pareja de luna de miel en las Maldivas (ya en Barcelona), insistían que la gente de las Maldivas eran hindús. Su visión de las Maldivas se reducía a un resort en una de las cientos de islas paradisíacas que hay, donde todos los empleados del resort son hindús de la India (quizás cuando leáis esto ya se llame Bharat). No conocían las islas donde viven los maldivos, no conocieron las Maldivas.

4. ¿Consideras que tu pasión por los viajes te ha ayudado a crecer como persona?

Por supuesto, sin ninguna duda. Aunque ya desde niño siempre he tenido una mente muy abierta, cualquier viaje a donde sea te ayuda a crecer. Incluso en mi primer viaje a París, me ayudó a crecer como persona. Y si encima conoces culturas totalmente diferentes a la tuya, y te integras en ellas (lo que uno se puede integrar en una semana, o en un mes, claro) aún más. Vivir experiencias diferentes, sean cuales sean, incluso las negativas, te ayudan a crecer. No todo en los viajes ha sido bonito. He sufrido enfermedades (una de ellas muy grave), accidentes, robos. Pero todo ello también te ayuda a crecer como persona.

3. Cuando decides hacer un viaje, ¿eliges tú el destino o dejas que el destino te elija a ti?

Al principio los elegía por precio, países baratos y ahora ya los que me quedan. Siempre viajo por libre, aún hay países que no puedes ir por libre, otro que me han negado la entrada por visitar países del eje del mal. El tiempo lo cura todo y lo soluciona todo. Aún tengo tiempo, soy joven.

2. En tus viajes, ¿te resulta más interesante el patrimonio cultural y natural de los lugares que visitas o te decantas por el patrimonio humano?

Los tres: cultural, natural y humano. Hace años empecé una lista particular de mis 7 maravillas del mundo. Con el paso de los años la fui ampliando, a 7 culturales y 7 naturales, después añadí 7 de patrimonio humano (siempre según mi criterio, no los oficiales). Y ahora ya llevo 13 culturales, 18 naturales y 8 humanos, en un total de 29 países de los 158 visitados. Últimamente me inclino más por los humanos.

1. Una que no me resisto a hacerte: Varios grandes viajeros a quienes admiro me han transmitido su pasión por África y creo que también es tu caso. ¿Podrías desvelarnos a que se debe tu apego por el continente africano?

Al principio oía hablar de la pasión de muchos viajeros por el continente africano. Yo lo veía muy interesante, pero tampoco me apasionaba más que otros continentes, como Asia o América Central y Sur. África no ha sido para mí un flechazo o amor a primera vista sino un amor que ha ido creciendo viaje a viaje (con el roce nace el cariño, dicen). Ahora ya es amor eterno. Aunque no hay de olvidar la belleza natural y patrimonial del continente, este amor se debe más a la vida cotidiana de la gente, a la aventura que vives diariamente, a la amabilidad de sus gentes y a las historias reales que te cuentan, sus anhelos de llegar a Europa para una vida mejor para ellos y su familia. No todo es bonito, también hay cosas negativas, como en cualquier parte del mundo. Fue para mí el continente olvidado: ‘está cerca, ya ves, aquí abajo, a un tiro de piedra, ya iré otro año’, pensaba. Y este año llegó. De los últimos 40 nuevos países visitados, 24 han sido a África.

0. Para terminar la cuenta atrás y comenzar el viaje, indícanos tus cinco lugares que todo viajero debería visitar antes de morir.

La pregunta más difícil de todas. Como he indicado antes, tengo en mi lista personal 39 sitios, elegir solo 5 de ellos es muy complicado. Voy a seleccionar casi aleatoriamente 2 de culturales, 2 de naturales y 1 de humano, y 2 de Asia, 2 de África y 1 de América. Tampoco son sitios raros, desconocidos, remotos, difíciles de acceder, sino todo lo contrario, sitios conocidos por todos los viajeros y de fácil acceso. Hay viajeros que compran las guías de viaje para tachar todo lo que recomiendan en la guía y no visitarlo. Yo no soy de esos. Anécdota: En Mauritania me encontré a un ciudadano americano. Buscó en la biblioteca de su localidad todos los diarios americanos (en aquella época los diarios estaban guardados en microfilms o microfichas) e hizo una lista de todos los países del mundo que al menos habían sido mencionados una vez por los periódicos de su país en los últimos 50 años. Y el único país que ningún periódico mencionó era Mauritania. Y por eso eligió este destino.

Aunque un sitio sea muy turístico, si pienso que me va a gustar, me va a llenar emocionalmente y me va a hacer crecer como persona, allí voy:

a. Petra (Asia, Cultural)
b. Iglesias de Lalibela y del Tigré (África, Cultural)
c. Assekrem (África, Natural)
d. Iguazú (América, Natural)
e. Peregrinación al Monasterio de Labrang (Asia, Humano)

Y en menos de una semana vuelvo a África. Salud y viajes a tod@s.

Muchas gracias por tu colaboración, Joaquim. Espero que logres todos esos objetivos de los que nos hablas y sigas acumulando experiencias en tu ya dilatado bagaje.

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