Crédito: Britchi Mirela

De acuerdo con una inscripción hallada en uno de los laterales de la edificación, la construcción del denominado Palacio Mogoşoaia se dio por terminada en 1702. Las obras se habían iniciado cuatro años antes, al parecer, aunque este dato es discutible. Su creador fue el príncipe Constantin Brâncoveanu, quien había adquirido el terreno a la viuda del boyardo Mogoș, que acabó dando nombre al palacio. En su diseño se puso en práctica una novedosa tendencia arquitectónica en la época, más adelante denominada estilo brâncovenesc en honor a su autor. El edificio fue destruido por los otomanos en la segunda mitad del siglo XVIII y nuevamente durante la revolución de 1821, por lo que hubo de ser reconstruido en ambas ocasiones. Tras más de un siglo en poder de la familia Brâncoveanu, pasó a manos de la familia Bibescu en 1826, como consecuencia de un enlace matrimonial. Requisado por los comunistas, fue saqueado por completo y las numerosas obras de arte guardadas en su interior desaparecieron. En la actualidad, algunas de sus salas albergan exposiciones artísticas y el complejo palaciego es utilizado para celebrar diferentes eventos.