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Italia

Queso, vinagre y velocidad

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Reconozco que nunca he sido un experto en temas culinarios, pero tengo entendido que el queso y el vinagre no maridan bien. Tampoco soy demasiado aficionado a la velocidad, aunque si ésta nada tiene que ver con el tocino tampoco lo hará con los productos anteriormente mencionados. Sin embargo, me atrevería a afirmar que las ciudades de Parma y Módena están bastante relacionadas entre ellas. Tanto por su atrayente pasado, como por su exquisita calidad monumental, incluso por su similar número de habitantes o por su ubicación en la región italiana de Emilia-Romagna. Sin olvidar esas cualidades gastronómicas de primer orden que ambas ofrecen a sus visitantes.

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Dividida en dos mitades por el homónimo afluente del Po, Parma fue probablemente fundada por los etruscos. Tras un agitado pasado que incluyó numerosas contiendas en su contorno, le fue asignada la categoría de ducado a mediados del siglo XVI y así se mantuvo durante varios siglos, hasta pasar a formar parte del reino de Italia en la segunda mitad del siglo XIX. Conserva interesantes ejemplos de arquitectura medieval y renacentista, entre los que sobresale su catedral de estilo románico, que muestra un magnífico fresco en quadratura en su cúpula. Adyacente a ella se halla el extraordinario baptisterio, obra de transición del románico al gótico construida en el siglo XIII y que se considera uno de los mejores ejemplos de su género.

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La historia de Parma está repleta de personajes ilustres. Entre ellos, el pintor Correggio, residente en la población y autor del fresco mencionado con anterioridad. Contemporáneo suyo fue Il Parmigianino, pintor manierista nativo local. También nacieron o residieron en ella el violinista Paganini, el compositor Verdi y el director cinematográfico Bertolucci. No se queda atrás la ciudad parmesana en cuanto a la exquisitez de su gastronomía. Además de algunas variantes locales de pasta, son mundialmente famosos el queso parmigiano reggiano, denominación de origen compartida con la vecina localidad de Reggio Emilia, y el prosciutto di Parma. Aunque, particularmente, en este último caso prefiero un buen pata negra extremeño.

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Situada a menos de una hora en coche, la ciudad de Módena garantiza al visitante un completísimo patrimonio arquitectónico en el que brilla con luz propia su impresionante catedral románica. Rematada por un campanario gótico de casi noventa metros de altura, popularmente conocido como Torre Ghirlandina, comparte espacio con otras edificaciones de interés en la denominada Piazza Grande. Entre ellas el Ayuntamiento, coronado por una magnífica torre del reloj del siglo XV. Hay que mencionar también el Palacio Ducal, de estilo barroco y en cuyo diseño al parecer participaron tanto Bernini como Borromini, y un completo conjunto de iglesias de diferentes géneros.

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Destaca también la ciudad modenesa por la calidad de sus colecciones museísticas, como la que alberga la Galería Estense, principalmente enfocada al arte renacentista y barroco italiano. Los amantes de la velocidad no deberían perderse el Museo Enzo Ferrari, dedicado a la memoria del creador de la famosa escudería, nativo local. De aquí era también el tenor Pavarotti, quien siempre la consideró su hogar y en ella está enterrado. Y, a pesar de que gastronómicamente hablando su producto estrella sea el famoso vinagre balsámico, si algún día vuestros pasos se encaminan hacia Módena no dejéis de probar el bollito misto, plato consistente en diversos cortes de carne y verduras cocidas con el que casi se me saltaron las lágrimas al degustarlo.

2 COMENTARIOS

  1. He vivido en Módena por decenios, conozco sus calles, rincones y gente. Una capital de provincia sobre la Vía Emilia, que atraviesa estas tierras desde el sureste al noroeste en dirección a los Alpes. Su cocina me ha hecho subir de peso, sus empedrados han gastado la suela de tantos pares de zapato. La he recorrido a pie y en bicicleta y nunca ha dejado de sorprenderme con nuevos detalles. Módena en el corazón de Emilia, tierra de pasta, rellenos, dulces y carnes. La habilidad de sus habitantes se expresa en quesos, salames, jamones y vinagre. Tradición, artesanía y arte, que desde la agricultura pasó a la industria con tractores y coches, con hornos y baldosas, con productos textiles y aparatos medicales hasta alcanzar la cúspide de la creatividad con los coches. En un radio de pocos kilómetros encontramos la Ferrari, Maserati, Lamborghini y Pagani. Aquí entre rugido de los motores y la música de las ollas, se expresa una mentalidad práctica y vivaz. Una filosofía de vida, comunidad y empresa, que lleva el mundo hacia adelante. Paradojalmente los turistas son pocos, pero los que pasan por estos lados, descubren el arte cotidiano de buscar la perfección en los detalles.

    • Módena debe ser un excelente lugar para vivir, sin duda. Ciudad tranquila, con importantes monumentos, una gastronomía excelente y un alto nivel de vida. Una ciudad muy completa, en suma.

      Muchas gracias por tu detallado comentario y un saludo.

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