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Rincones de Europa recomendados por viajeros

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A lo largo de mi vida he intentado seguir una máxima que siempre me ha dado resultado. No, no me refiero a una receta para lograr el elixir de la eterna juventud. Ni siquiera a la fórmula de ese crecepelo milagroso que tan bien me vendría. Ni, por supuesto, a una pócima milagrosa sustitutiva en su caso de esas pildoritas azules que causan furor entre la cada vez más alegre tercera edad. Se trata de algo tan simple y tan complicado a la vez como el hecho de escuchar siempre las recomendaciones de los expertos, sea cual sea el ámbito que se considere.

‘Bien’, me diréis, ‘¿y quiénes son los expertos?’. Debo admitir que en ocasiones no son fáciles de distinguir, que mucho advenedizo se disfraza de lo que no es y que resulta cada vez más complicado fiarse de quienes, en un alto porcentaje, tan solo tratan de venderte la moto y llevarte al huerto. Pero si eres mínimamente perspicaz, acabarás cayendo en la cuenta de quien merece la pena ser escuchado, a quien conviene hacer caso y, sobre todo, quien no va a tratar de colocarte una enciclopedia si le abres tu puerta.

Vale, estoy divagando otra vez. Debería haberme dado cuenta ya hace un par de párrafos, pero no hay manera. Pues eso, que en nuestra intención de continuar aprendiendo, le hemos preguntado a diversos expertos en el continente europeo sobre sus rincones favoritos. Y aquí tenéis sus atinadas y a veces sorprendentes respuestas.

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Crédito: Turisteando el mundo

Turisteando el mundo: Pilar y Paco nos llevan hasta la localidad eslovaca de Banská Bystrica, donde nos recomiendan visitar la Plaza del Levantamiento Nacional Eslovaco. No es Patrimonio de la Humanidad, no es siquiera una ciudad turísticamente conocida, pero nos impresionó Banská (que significa «ciudad minera») Bystrica. Es una ciudad alegre y bulliciosa con jardines impecablemente cuidados y con muchas, muchas flores, gran cantidad de estudiantes, gente joven y unos edificios magníficamente restaurados que hacen que la primera impresión al ver la ciudad sea muy agradable. Nuestra primera expresión fue…¡qué bonita!
Banská Bystrica es muy querida en el resto del país, ya que en agosto de 1944 en plena invasión alemana, se convirtió en el centro del Levantamiento Nacional Eslovaco, la segunda mayor insurrección contra el régimen nazi de Alemania después de la guerra partisana yugoslava.
El orgullo de Banská Bystrica es la plaza reconstruida en una zona peatonal palpitante, con un encanto original y jovial, llamada como no podía ser de otra manera Plaza del Levantamiento Nacional Eslovaco. Un área multicolor en la que se puede contemplar la esbelta e inclinada (no tanto como la de Pisa) Torre del Reloj, antigua prisión de la ciudad al que se le añadió un reloj solar y astrológico, el solemne monumento dedicado al Levantamiento Nacional Eslovaco. También enclavada en la plaza se encuentra la Iglesia de San Francisco Javier, un duplicado exacto de la iglesia de Jesús en Roma, aunque las dos torres añadidas fueron construidas en el siglo XIX. Además a lo lejos se pueden distinguir las torres del antiguo castillo y por supuesto y lo que nos causó más admiración, las espléndidas residencias que desde el siglo XV al XIX confluyen en esta plaza con estilos que van desde el veneciano al modernismo.
La verdad es que estábamos encantados con las vistas que nos ofrecía la plaza y no parábamos de hacernos fotos con la intención de captar la variedad de colores y estilos de sus monumentos y edificios.
Las plazas públicas, al menos la principal del centro urbano en las ciudades de Eslovaquia siguen parámetros distintos a lo que estamos acostumbrados en los países mediterráneos. No tienen forma circular, semicircular, o cuadradas, son elípticas y alargadas y la Iglesia o iglesias se encuentran en los bordes o esquinas.
Totalmente recomendable su visita si se recorre el país. Diríamos que de parada obligatoria para imbuirse de la alegría de una ciudad «viva».

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Crédito: Apeadero

Apeadero: Iván nos acerca las frías tierras de Islandia a través de una cueva de la que seguro no habíais oído hablar. Salvo si sois seguidores de una famosa serie televisiva, por supuesto. Grjotagja es un lugar mágico popularizado por una popular serie de ficción medieval (es dónde Ygritte y Jon Snow se lo montan por primera vez en Juego de Tronos). Geológicamente podríamos decir que es simplemente una cueva que colapsó encerrado un pequeño estanque de aguas calientes. ¡Y tan calientes! Están a 42 ºC, lo cual está en el límite del dolor y, junto al ambiente gélido del exterior, provoca que la mayoría de la gente no se planteen siquiera meter los pies. Pero la magia del lugar es poderosa, especialmente por las noches, cuando llegan muchos islandeses desafiando el cartel que prohíbe el baño y se meten hasta el cuello con la ropa con la que sus madres les trajeron al mundo.

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Crédito: Tu Hobbie Tu Viaje

Tu Hobbie Tu Viaje: Bastante más al sur, María nos muestra esta auténtica joya normanda del siglo XII. Una preciosa capilla real situada en el Palacio de los Normandos en la ciudad de Palermo, Sicilia. Una auténtica joya arquitectónica y decorativa en un rincón dentro del palacio construido por el rey Roger II en el año 1192. Era una antigua cripta rediseñada donde mezcla varios estilos (árabe, bizantino, gótico normando) y quizás lo más llamativo es que está revestida de mosaicos dorados con imágenes religiosas combinadas con elementos naturalistas. Reproducen historias bíblicas, la vida de Jesús y de sus apóstoles. En la parte central de la capilla está coronada por una preciosa imagen del Pantocrátor.

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Crédito: Mil Viatges

Mil Viatges: No se queda atrás Jordi, que nos comenta las excelencias de una zona no demasiado conocida, aunque no por ello menos interesante, de Sofía. En la Europa de las grandes ciudades, de la supremacía germánica, de la grandeur francesa y de la altivez británica, hay algunas pequeñas capitales que, sin poseer grandes y populares monumentos que a todos nos son conocidos, poco a poco se van ganando un espacio en el corazón de los viajeros. Este el caso de la capital búlgara Sofía, una ciudad a escala humana y con un compacto centro urbano que merece ser descubierta. Nadie encontrará en Sofía ningún Big Ben ni ninguna Torre Eiffel. Tampoco ningún arquitecto estrella del siglo XXI habrá dejado aquí ninguna mastodóntica y presuntamente emblemática obra. Sin embargo, en pocas ciudades europeas podemos encontrar un patrimonio religioso tan destacable que haga referencia a las tres religiones del libro y que, además, se localicen en un mismo kilómetro cuadrado. En este caso, en torno a la boca de metro Serdika. Y no me refiero, a ninguna gran catedral ortodoxa (que también las hay en Sofía) sino a cuatro pequeños templos.
El primero es una mezquita, la Banya Bashi, que nos rememora los tiempos en que el Imperio Otomano campaba a sus anchas por estos lares. Es obra, ni más ni menos, que del mejor arquitecto otomano de la historia: Mimar Sinan. Una mezquita de un solo minarete y una sola cúpula, pero bellamente decorada gracias al uso de la cerámica.
A menos de 200 metros, se localiza la Sinagoga de Sofía, la tercera en tamaño del continente y que se quedó casi sin feligreses después de que la comunidad judía fuese deportada, casi por completo, durante los años en que el régimen colaboracionista nazi sumió el país en el caos. Sus líneas arabizantes son de una belleza apabullante.
Y si tomamos dirección sur podremos disfrutar de dos pequeñísimos templos ortodoxos, la iglesia de Sveta Petka, que alberga unos maravillosos frescos del siglo XVI, y la no menos encantadora Rotonda de San Jorge, escondida entre modernos edificios del siglo XX y cuya fundación se remonta a los albores del cristianismo. En concreto, al siglo IV.
Cuatro maravillas del Islam, el Judaísmo y el Cristianismo, localizadas a escasos metros una de la otra y que no son más que algunas de las visitas imprescindibles de Sofia.

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Crédito: Chavetas

Chavetas: Isaac nos acerca hasta uno de los pueblos más bonitos de Europa, sin discusión alguna. ¿Lo dudáis? Mirad aquí. Aunque Europa es muy grande, hay un rinconcito especial de Hallstatt del que tenemos grandes recuerdos. Llegamos a este pequeño pueblo, al lado del lago y rodeado de montaña, un 1 de Enero entre mucha niebla. Quizás esa fue la razón que estuviésemos bastante solos. El caso es que en su embarcadero, en plena comunión con el entorno que nos rodeaba (no nos extraña que al paisaje cultural de Hallstatt-Dachstein le haya valido ser Patrimonio de la Humanidad por la Unesco), en plena Navidad y en nuestro primer viaje juntos como pareja, encontramos ese momento que detiene el tiempo y que ya es nuestro favorito de la vieja Europa.

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Crédito: Trinidad Fuenteseca

Trinidad Fuenteseca: Trini no tiene blog pero eso no le impide ser una gran viajera. Es más, yo apostaría a que incluso la ayuda a ello. Entiendo que visitar cementerios cuando se viaja no resulte muy atractivo para la mayoría, sin embargo creo que es una forma más de conocer y apreciar la vida y las costumbres de los habitantes de cualquier población. Puede resultar paradójico llegar a conocer como es/era la vida visitando estos lugares donde la muerte se hace presente. Hay cementerios míticos como el de Pierre-Lachaise en París, otros que son Patrimonio de la Humanidad como el de Novodevichy en Moscú, otros sencillos y austeros como el de Soria, donde descansa Leonor la esposa de Machado, otros en comunión con la naturaleza como el de Antakalnis en Vilna, y otros con vistas al río como el de Vysehrad en Praga.
Me he decidido por el de Milán por dos razones: la primera por ser una ciudad que muchos resumen en dos cosas, el Duomo y las Galerías Vittorio Emmanuele…y ya…es triste leer o escuchar que «con medio día de visita es suficiente, no tiene nada». La segunda es por la sensación que experimenté al visitarlo. Sencillamente ¡me parecía increíble lo que estaba viendo! Valoro cuando algo o alguien es capaz de asombrarme y en este caso este rincón cumplió sobradamente y merece ser nombrado.
Escultura, arquitectura y jardinería forman un espectacular conjunto que domina una extensión de más de 200.000 metros cuadrados y que fue construido a mediados del siglo XIX por el arquitecto lombardo Carlo Maciachini. En él buscan la paz los miembros de la burguesía milanesa y en el edificio que se alza a la entrada, el Famedio, Templo de la Fama, lo hacen bajo una espectacular bóveda de un intenso azul cobalto ilustres personalidades de la política, la cultura, el deporte…
En la oficina de recepción, entrando a la izquierda, facilitan un plano muy completo donde se señalan los 38 monumentos funerarios más sobresalientes con sus respectivas fotografías para hacer más fácil la localización y la visita. Así encontramos la tumba de Isabella Casati, una magnífica escultura yacente de una mujer con el pecho descubierto que parece dormir un placentero sueño (Enrico Butti).O la de la familia Bernocchi, réplica de la columna de Trajano cuyos autores fueron el arquitecto Alessandro Minali y el escultor Gianinno Castiglioni autor este último del imponente mausoleo de la familia Campari en 1935, que está presidida por una representación de La Última Cena (foto). Hasta una pareja de bueyes guiados por el hombre se pueden admirar en el conjunto que lleva por nombre «Trabajo», y que forma parte del mausoleo de la familia Besenzanica, de inmenso realismo y realizado por Enrico Butti en 1912.
Poco más queda por decir…animar a los que miran de reojo este tipo de vistas para que se convenzan de que sí merece la pena, al mismo tiempo que comprueban quien la tiene más grande…¡la sepultura!…

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Crédito: Viajes y vivencias

Viajes y vivencias: La sabiduría de Pepa en general y respecto al mundo antiguo en particular es inacabable. No resulta de extrañar, por consiguiente, que se decante por algún lugar de Grecia como su rincón europeo favorito. Aquí lo tenéis. Todos los continentes y países me atraen; Europa no es una excepción, pero el viejo mundo es grande y dentro del gran conglomerado de zonas y países siento especial debilidad por el sur, sobre todo por el mundo mediterráneo. Italia, Grecia…son dos de mis países favoritos, volveré todas las veces que pueda a recorrer sus ciudades y a admirar sus monumentos y rincones. Para este post colaborativo hay que elegir solamente un rincón de Europa y aunque son muchísimos mis favoritos, no ha tardado mucho en venir a mi mente un sitio que realmente me resultó maravilloso y cautivador: el puerto veneciano de Chaniá, en la isla de Creta. Los amaneceres y atardeceres desde la magnífica terraza del hotel donde nos alojamos nos dejaban ensimismados todos y cada uno de los días que pasamos allí; una luz roja que nunca he visto en ninguna otra parte inundaba cada rincón, dándole al faro, a la mezquita de los Jenízaros y a las casas colgadas sobre el puerto un ambiente mágico. Os recomiendo encarecidamente que visitéis Creta y no dejéis de pasar por su ciudad más bonita, Chaniá o la Canea, os seducirá desde el primer momento.

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Crédito: Un mundo fascinante

Un mundo fascinante: Con Eva volvemos a Islandia y lo hacemos a un lugar tan poco visitado como fascinante. Nos lo describe de esta excelente manera. Hubo un lugar en Islandia que me robó el corazón. No fue un paisaje de esos espectaculares que tanto salen en las fotografías con esos colores vibrantes de mezclas imposibles o esas cascadas de ensueño. Nada que ver con eso. Es más, para muchos no pasaría de ser un lugar insulso que jamás sería considerado como un «obligatorio» a visitar. A mí, sin embargo, me cautivó.
Se trata de un lugar que encuentras cuando circulas a la vera del volcán Hekla por la carretera F225 ¿Su nombre? No puedo decirlo porque, como muchos lugares de Islandia, se encuentra en una porción de la isla de nombre indefinido.
Es una porción de tierra de color gris perlado tirando a un negro que no termina de ser, con la forma de un enorme campo de dunas que se mece frente a tus ojos. Un campo inmenso de arena mezclada con las cenizas de las últimas erupciones del Hekla, el que se halla a mis espaldas, durmiente. Nada impresionante según lo describo si no fuese por el volcán detrás de mí ¿verdad?
Pero lo que resultó fascinante de este lugar fue el silencio. Silencio absoluto. Ese mismo silencio de cuando te adentras en una cabina de audiometría donde tus oídos hacen una especie de «pop» al encontrarse con la ausencia total de sonido. Imagina eso mismo pero en un campo abierto inmenso. Además, dio la casualidad de que no hacía ni siquiera viento que cortara el aire que provocara al menos un ulular tranquilo. Nada. No se oía nada. Sólo el silencio, puro y real, y los propios sonidos de mi cuerpo, vibrante, vivo.

Estambul_Brave_readers
Crédito: Brave readers

Brave readers: No le va a la zaga describiendo Josune, que nos acerca un rincón de Estambul donde Europa y Asia se dan la mano. La ciudad que nunca duerme, bulle en su propio movimiento, siempre continuo. Estambul alberga a 20 millones de habitantes más o menos, ciudadanos de fuera y de dentro, los de dentro movidos en muchas ocasiones por deseo de libertad. Estambul es una ciudad caótica, es una ciudad cuidada, estropeada, bonita y fea a la vez. Si tuviera que escoger un lugar en Estambul sería el barrio Kadiköy, situado en Asia. Allí residí unos meses. Quería escapar del bullicio de la ciudad, buscar algo de silencio y observar los atardeceres de Estambul, me arrimaba a su puerto, en un parque, hacia Europa. El parque no tenía nada de especial, pero las vistas eran impresionantes y había algo de silencio, como si te refugiaras del escándalo de la ciudad. Me sentaba en las grandes rocas que lo salvaguardan del mar y observaba el ir y venir de barcos; hacia atrás, las personas comían pipas, las familias paseaban, las personas que viven viendo pasar la vida; hacia el frente, los edificios de la parte europea, el palacio Topkapi, el puente que une Taksim con el resto de la ciudad. Y una sentía Europa, creo que en la nostalgia de cierto orden, de cierta tranquilidad y sin embargo en las emociones que Estambul despierta.

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Crédito: Ida y vuelta

Ida y vuelta: Tanto física como sentimentalmente, Cristina vuelve a Italia una y otra vez. En este caso nos lleva hasta Siracusa, una parte importante de lo que ella misma considera uno de los mejores viajes de su vida. En 2009 viajamos a Sicilia en lo que fueron unas de las mejores vacaciones de mi vida. La isla nos cautivó con su diversidad, su mezcla de culturas que han ido dejando huella y sus gentes. Griegos, romanos, normandos, árabes, españoles etc. formaron un batiburrillo increíble que ahora está para que lo visitemos y nos asombremos ante los restos arqueológicos, los pueblos barrocos o las ciudades de contrastes.
Entre todas las sensaciones que tuve en este viaje, y fueron muchas, nunca olvidaré nuestra llegada a la Piazza del Duomo de Siracusa.
Era de noche y estábamos cansados después de un viaje agotador en un tren lentísimo desde Taormina. Habíamos dejado los trastos en el hotel y luego nos marchamos andando hacia Ortigia en un paseo que nos llevó sus buenos veinte minutos.
De noche todos los gatos son pardos y yo, por lo menos, me desoriento (algo que no me pasa de día); así que tardamos un rato en llegar hasta la Piazza, a la que accedimos por una calle peatonal en la que se ve una columna de un templo griego encastrada en la pared de la catedral. Luego, finalmente, al llegar el asombro no pudo ser mayor.
El contraste entre la negritud de la noche y el blanco del pavimento y de los edificios de la Piazza era magnífico. El Duomo se lleva la palma en cuanto a belleza con la fachada barroca y las esculturas impresionantes, pero no le van a la zaga las demás edificaciones de la Piazza.
Es complicado abarcarla de una sola mirada, como plaza barroca hasta el extremo que es. El palacio arzobispal, Santa Lucia alla Badía o el palazzo Beneventano del Bosco compiten en belleza y majestuosidad.
De todos los rincones que me han asombrado en mis años viajeros, quizás sea este el que por inesperado más me dejó sin aliento.
Una joya, Siracusa y Ortigia en particular, a la que añoro volver cada vez que la recuerdo.

Utrecht_Dokodemo_Door_Blog
Crédito: Dokodemo Door Blog

Dokodemo Door Blog: Volvemos hacia el norte con Nacho, que nos propone una ciudad holandesa poco visitada pero de mucho interés. Tristemente relegada por la mayoría de los turistas a ese «iré si me sobra medio día» que luego al final nunca tienes, Utrecht (pronunciada utrejjjjjt) es, en mi opinión, la ciudad con más encanto de Holanda y, junto con Ámsterdam, la más hermosa. Su magnífico y compacto centro histórico, surcado por calles empedradas y dominado por el Dom Toren, bulle de animación a casi cualquier hora del día gracias a los miles de estudiantes de sus prestigiosas universidades. La arteria principal es el Canal Viejo (Oudegracht), al que se asoman los mejores palacetes de la ciudad y cuyos almacenes y buhardillas se han transformado en restaurantes y cervecerías. Uno de esos rincones de Europa que cuando lo ves piensas «que raro pero a la vez que maravilla que no sea mucho más conocido».

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Crédito: Viatges Pedraforca

Viatges Pedraforca: Tan sabio y tan amante de lo antiguo como Pepa, Dani nos recomienda una zona que conjuga a la perfección tanto el patrimonio cultural como el natural. A la hora de elegir mi lugar favorito de Europa me he encontrado con un gran dilema de entrada, porque no sabía si escoger algo de patrimonio cultural o artístico, o bien un sitio natural. Finalmente he tomado una decisión salomónica: se trata de Meteora, en Tesalia, Grecia, un lugar que combina ambas cosas.
Su espectacular paisaje de rocas conglomeradas en forma de gigantescas agujas y otras formas caprichosas es el resultado de millones de años de erosión.
No es de sorprender que los primeros eremitas, hacia el S XI, eligiesen este fantástico paraje para aislarse del mundanal ruido.
Siglos más tarde, en el S XIV, se fundaron los primeros monasterios, que alcanzaron la época de máximo esplendor en el S XV, cuando llegaron a ser un total de 24.
En la actualidad sólo 6 continúan habitados por comunidades religiosas, de las que sólo 1 es de mujeres.
Los monasterios son auténticos nidos de águila, y son interesantes de visitar no sólo por su arquitectura, que a veces parece desafiar la ley de la gravedad aprovechando hasta el último centímetro de la montaña, sino también por los valiosos frescos que contienen.

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MunDandy: Terminamos este periplo por Europa en el todavía denominado Reino Unido, concretamente en la ciudad de Edimburgo. Algo apartado de la Ciudad Vieja se encuentra Dean Village, un remanso de paz todavía alejado de los principales circuitos turísticos de la capital escocesa. Si encaminas tus pasos hacia este maravilloso lugar, te aseguro que no te sentirás decepcionado. Y si llegas a visitarlo algún día, no te olvides de contarme que te pareció.

16 COMENTARIOS

    • Sí, lo bueno de esto de viajar es que siempre hay lugares esperando que los visites. A ver si este post te anima a ir a alguno de ellos, seguro que la experiencia será positiva.

      Muchas gracias por tu participación y un abrazo.

  1. Estupendo recopilatorio, Floren. Como casi siempre, en estos posts colaborativos queda lo mejor de la experiencia viajera de cada uno. Enhorabuena y gracias por contar conmigo.

    Un abrazo.

    • Ha quedado bastante completo, creo. Con mucha variedad y calidad en todos estos rincones. Tan solo he visitado cinco de ellos, me habéis dejado trabajo extra para el futuro. 🙂

      Muchas gracias por tu participación y un abrazo.

  2. Como bien dices en la introduccion, sorprendentes rincones de Europa. Un acierto la recopilación que desde luego nos enseña mucho a los lectores. Encantados de haber colaborado. Un abrazo Floren.

    • Algunos me sorprendieron mucho, tanto que ni siquiera había oído hablar de ellos. Ya sabéis que sin vosotros, estos posts colaborativos no serían lo mismo. 🙂

      Muchas gracias por vuestra participación y un abrazo.

  3. Gracias Floren por animarme a hacer esta colaboración.Pero tengo que decir que has exagerado un poco.Y es que no soy una gran viajera, ya me gustaría tener vuestro currículum! Me conformo con hacer alguna visita muy de tarde en tarde y tratar de conocer lo máximo posible.Tampoco tengo blog, me limito a escribir para mí de vez en cuando alguna impresión sobre lo que he visitado.De verdad que os admiro por vuestros trabajos blogueriles. Y si me permites, quiero señalar los de Pilar y Paco que, como deben de leerme el pensamiento, siempre me los encuentro escribiendo sobre los sitios que están escondidos en mis sueños viajeros.Repito, muchas gracias y un abrazo!

    • Comentarios como los tuyos, querida Trini, nos satisface, nos halaga y nos hace seguir escribiendo, para que gente como tú aprecie el espíritu viajero y valore los lugares con sensaciones y no solo con apreciaciones visuales. Un fuerte abrazo de Pilar y Paco.

    • Ser viajero es una cuestión de actitud, de proactividad hacia el hecho de viajar. Por eso, para mí todos los que habéis colaborado sois grandes viajeros, porque lleváis esto muy dentro, a diferencia de quienes se lo toman como una simple actividad remunerada.

      Con tu colaboración has dejado el listón muy alto, te espero para la próxima. 🙂

      Muchas gracias por animarte a participar y un fuerte abrazo.

    • A mí me sirven para sacar ideas. Ésta, en concreto, me confirma una vez más que tengo que ir a Sicilia cuanto antes. 🙂

      Muchas gracias por tu comentario y un abrazo.

  4. Buen artículo, Florencio y compañía. Me habéis hecho conocer lugares que no sabía que existían, y que habrá que añadir a la lista 😉
    Meteora es también uno de mis viajes favoritos. Coincido con la opinión sobre Kadikoy en Estambul, aunque yo la ampliaría a otras zonas, como Marina y Maltepe. He estado visitando mensualmente esta ciudad durante los últimos 4 años, y solamente tengo buenos recuerdos de la ciudad y sus gentes. Un saludo a todos!

    • Me alegra que te haya gustado, Rose.

      Estambul es una ciudad maravillosa. Tan solo he estado dos veces, aunque con unos veinte años de diferencia entre ambas, lo que me sirvió para ver el cambio que había experimentado. Lo sorprendente es que no había perdido un ápice de su atractivo, a pesar del transcurso del tiempo y la mayor afluencia de visitantes. Meteora la tengo aún pendiente.

      Muchas gracias por tu comentario y un abrazo.

  5. Hola, me ha encantado el post, con algunos lugares que no conocía, y que tienen una pinta excelente. Como siempre un placer haber podido colaborar. Un abrazo. Dani

    • A mí también me ha servido para descubrir sitios que no conocía y como recordatorio de algunos que he ido dejando de lado en viajes pasados. Por ejemplo, el tuyo. Creo conocer bastante la Grecia histórica y algo la Grecia natural, pero de la Grecia monástica tengo que admitir que mi experiencia es prácticamente nula, a pesar de haber estado varias veces en el país. Tendré que volver para dedicarle tiempo a este aspecto.

      Muchas gracias por tu participación y un abrazo.

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