Dominada por la imponente figura de su castillo, Sigüenza tiene el título honorífico de ciudad, a pesar de sus menos de cuatro mil quinientos habitantes actuales. Su fundación es remota, puesto que, con el nombre de Segontia, fue una de las principales localidades celtíberas. Más tarde, fue conquistada por los romanos y alcanzó cierta relevancia al convertirse en sede episcopal durante la época visigoda. En la primera mitad del siglo XII se inició la construcción de la catedral, entre cuyas obras de arte sobresale el denominado Sepulcro del Doncel. Alcanzó su esplendor en la segunda mitad del siglo XV, bajo el obispado del Cardenal Mendoza, etapa en la que se fundó la Universidad de Sigüenza, que pervivió hasta el siglo XIX. También fue Mendoza el responsable de la Plaza Mayor, que constituye el núcleo de la población. Las iglesias románicas de San Vicente y Santiago, el Palacio Episcopal, el antiguo Ayuntamiento, el monasterio de Nuestra Señora de los Huertos y la conocida como Casa del Doncel completan un conjunto monumental de indudable valor.