A diferencia de las puertas de acceso a una población, casi siempre integradas en la muralla que protegía a ésta, los arcos de triunfo constituyen una figura autónoma, generalmente ocupando una posición destacada en la localidad de la cual formaban parte. El origen de estas construcciones es romano y nacieron para conmemorar victorias militares, aunque poco después fueron también dedicados a la memoria de dirigentes célebres, como podían serlo generales o emperadores. Sus primeras muestras surgieron durante la República y florecieron durante el Imperio, cuando proliferaron por todo su extenso territorio.

Como ocurre con cualquier tipo de monumento, los arcos triunfales evolucionaron con el tiempo, mostrando un diseño cada vez más complejo y siendo realizados con materiales de mayor calidad con el paso de los siglos. Tras un periodo de oscuridad en época medieval, resurgieron durante el Renacimiento y su construcción se ha mantenido hasta la actualidad, aunque sus propósitos han variado considerablemente y ya no se erigen para conmemorar victorias militares o glosar las hazañas de un dirigente. Con la excepción quizás del construido en la década de los ochenta del siglo pasado en Pyongyang a mayor gloria de Kim Il Sung, que es el de mayores dimensiones hasta la fecha.

En el reto mensual con mis amigos blogueros y viajeros Jordi y Dani, hoy os mostramos nuestros arcos de triunfo favoritos. Es posible que mis elegidos estén demasiado centrados en un periodo determinado de la Historia, aunque sin descartar otras épocas que vinieron después. Pero, a pesar de algunas ausencias, creo que esta decena de monumentos son lo suficientemente representativos de un tipo de construcción que no ha dejado de estar en auge incluso hasta los tiempos actuales.

Arco de Triunfo (Orange, Francia): Construido al parecer en la época de Augusto para conmemorar las victorias en la guerra de las Galias, el de Orange es uno de los arcos de triunfo más antiguos que se conservan. Fue remodelado en época de Tiberio, que lo aprovechó para mencionar las hazañas de Germánico en territorio germano. Consta de tres vanos y sirvió de modelo para otros arcos triunfales posteriores.

Arco de Constantino (Roma, Italia): Uno de ellos fue precisamente el de Constantino, edificado en Roma casi trescientos años más tarde. Como buen emperador romano, Constantino encargó la construcción de un arco triunfal, aprovechando para ello la victoria en la batalla del Puente Milvio sobre su rival Majencio. Ciertos cronistas de la época adjudicaron este resultado a la intervención divina, dando un espaldarazo definitivo a las aspiraciones cristianas en el todavía Imperio romano.

Arcul de Triumf (Bucarest, Rumanía): Erigido originalmente en madera para conmemorar la independencia rumana, el localmente denominado Arcul de Triumf fue construido a finales del siglo XIX. Una nueva versión fue edificada unos treinta años más tarde, tras el fin de la Primera Guerra Mundial. Aproximadamente una década después, se decidió sustituirlo por otro de mayores dimensiones y un material no perecedero, dando lugar a su imagen actual. En la actualidad, siguen celebrándose desfiles en este lugar en conmemoración de la fiesta nacional.

Arco de Medinaceli (Medinaceli, España): Resulta difícil saber si este arco triple fue edificado con anterioridad al de Orange o lo fue más tarde, pero su construcción está datada en tiempos de Augusto también. Aparte de arco triunfal servía como acceso principal a la población de Occilis y, como prueba de su importancia, en él dejaron su firma emperadores posteriores como Domiciano y Trajano.

Arco de Caracalla (Región de Fez-Meknes, Marruecos): Situado sobre la avenida denominada Decumanus Maximus en la antigua localidad de Volubilis, el arco de Caracalla fue erigido a comienzos del siglo III con el fin de agradecer al emperador homónimo el haber otorgado la ciudadanía romana a los habitantes de la población. Al parecer, el propio dirigente no tuvo constancia de su finalización pues ya había sido asesinado cuando los trabajos se dieron por concluidos.

Arco de Septimio Severo (Roma, Italia): Dedicado al emperador de ese nombre, el arco de Septimio Severo fue construido a comienzos del siglo III en el mismísimo Foro Romano, junto a la colina del Capitolio. Su finalidad fue la de conmemorar las victorias del emperador sobre los partos. Ha pasado a la posteridad por servir de modelo al arco de Constantino, que lo fue a su vez del parisino Arco de Triunfo del Carrusel.

Arco de la Tetrarquía (Gobernación de Kasserine, Túnez): A diferencia de los anteriores, este arco de triunfo no fue dedicado a un solo dirigente romano sino nada menos que a cuatro a la vez. Está situado en lo que fue la población de Sufetula, cuyos restos se encuentran junto a la ciudad tunecina de Sbeitla. Quienes compartieron la dedicatoria fueron los componentes de la primera tetrarquía, es decir Diocleciano, Maximiano, Constancio Cloro y Galerio, que rigieron los destinos del Imperio a finales del siglo III.

Arco triunfal de Tiro (Gobernación del Sur, Líbano): No se tienen demasiados datos sobre la construcción de este arco de triunfo ni tampoco sobre el hecho que conmemoraba. Dadas sus medidas y su apariencia, no cabe duda de que trascendía la finalidad de servir simplemente como puerta de acceso a la ciudad histórica de Tiro. También parece evidente que fue erigido durante la época romana de la población, periodo que se prolongó durante varios siglos a partir del año 64 a.C. cuando la zona fue conquistada y convertida en provincia.

Arco de Tito (Roma, Italia): Edificado en la Via Sacra, arteria principal en la Roma Imperial, el arco de Tito sirvió para conmemorar las victorias de este emperador contra los judíos. Fue construido justo tras su fallecimiento, ocurrido en el año 81, siendo por tanto bastante anterior a los otros dos arcos de triunfo mejor conservados de la ciudad, el de Septimio Severo y el de Constantino. Resulta también más simple en su diseño, muy conocido por haber servido de modelo para el famoso Arco de Triunfo de París.

Arco de Triunfo (París, Francia): Y terminamos con el que seguramente sea el arco conmemorativo de imagen más conocida a nivel mundial, tanto que ni siquiera hace falta especificar la población donde se encuentra. El Arco de Triunfo fue construido a comienzos del siglo XIX por encargo de Napoleón Bonaparte, con el fin de conmemorar su victoria en la batalla de Austerlitz sobre una coalición ruso-austriaca. Está situado en uno de los extremos de la avenida parisina de los Campos Elíseos y mantiene una fuerte carga simbólica en todo el país francés.

Podéis ver los diez arcos de triunfo elegidos por Jordi aquí y los elegidos por Dani aquí.