14 pueblos castellanoleoneses con alma
Entre las diecisiete comunidades autónomas que existen en España, quizás sea Castilla y León aquella donde las poblaciones han sabido guardar mejor su esencia. En las nueve provincias que la componen pueden encontrarse numerosas muestras de localidades que se conservan casi tal y como se mostraban a los ojos del visitante cuando estas tierras vivían un presente más promisorio que el actual. Plazas asoportaladas que ejercían como eje de la actividad local, recintos amurallados que protegían a sus habitantes de posibles invasores, iglesias a rebosar de fieles los días de culto, construcciones civiles que mostraban el estatus de las diferentes clases sociales…se han mantenido en un estado similar al de aquellos tiempos, irónicamente quizás debido a esa falta de crecimiento de la población que amenaza con despoblar del todo estas villas en tiempos no muy lejanos.
Presentamos aquí un total de catorce poblaciones castellanoleonesas que preservan su carácter. La mayoría de ellas no llegan ni de lejos al millar de habitantes en la actualidad y ninguna sobrepasa los dos mil quinientos. Algunas tienen un futuro brillante debido fundamentalmente al turismo y otras corren un riesgo serio de quedar despobladas en los próximos años. Y aunque su origen, destino y circunstancias sean diferentes, todas ellas comparten un denominador común en el hecho de tener alma.
Pedraza (Segovia): Encabezando numerosas listas de pueblos más bonitos de España, Pedraza atrapa al visitante desde que atraviesa la puerta de la villa. Entre sus numerosos lugares de interés destaca el castillo del siglo XIII y especialmente su plaza mayor porticada, una de las pocas que mantienen la esencia de las antiguas plazas castellanas.
Calatañazor (Soria): A pesar de que su nombre actual proviene del árabe qalat al-nusur, que podría traducirse como castillo de los azores, en este lugar existió ya un asentamiento arévaco. La historia de Calatañazor está irremediablemente ligada a Almanzor, que según la leyenda aquí perdió su primera batalla y resultó gravemente herido, falleciendo en Medinaceli días después.
Covarrubias (Burgos): Al parecer de origen visigodo, Covarrubias jugó un papel fundamental en el nacimiento del condado que más adelante daría lugar al reino de Castilla. De su vasto patrimonio son de destacar la colegiata de San Cosme y San Damián, donde está enterrada la desdichada princesa Cristina de Noruega, y el torreón de Fernán González, la fortaleza castellana más antigua que se conserva.
Candelario (Salamanca): Conocida ya en tiempos de los romanos, la villa de Candelario entró a formar parte de Castilla tras la Reconquista, hasta que en la división provincial de 1833 se integró en tierras leonesas. Pueblo de característica arquitectura serrana, destacan en él las típicas batipuertas, cuya finalidad es evitar que entre la nieve y el agua en las casas durante el invierno, así como los canalillos por los que baja el agua en los días de lluvia.
Madriguera (Segovia): Localidad situada en la vertiente norte de la sierra de Ayllón, Madriguera es el máximo exponente de la llamada arquitectura roja típica de esa zona. Sus viviendas proceden en su mayoría de finales del siglo XIX y para su construcción se emplearon materiales como la piedra ferruginosa y la tierra arcillosa disponibles en su entorno, que les proporcionan ese característico tono rojizo.
Rello (Soria): Población amurallada que se asoma al borde de una muela, Rello ofrece al visitante diversas singularidades que la hacen única en su entorno. Toda la población está rodeada por una muralla construida probablemente en el siglo XV o inicios del XVI. Cuenta también con un castillo situado en un extremo de la villa así como con uno de los pocos ejemplos de picota o rollo jurisdiccional que existen en Castilla.
Urueña (Valladolid): De origen vacceo y amurallada en el siglo XII, la villa de Urueña está situada sobre un cerro que domina el paisaje de la Tierra de Campos. Presume de uno de los cascos históricos mejor conservados de la zona y es la única Villa del Libro existente en España. Extramuros se encuentra la magnífica ermita de Nuestra Señora de la Anunciada, construida en el siglo XI.
Sepúlveda (Segovia): Asentamiento arévaco en sus orígenes, el lugar donde se encuentra la actual Sepúlveda fue poblado sucesivamente por romanos, visigodos y musulmanes hasta pasar definitivamente a manos castellanas a comienzos del siglo XI. Aparte de sus valores culturales e históricos es de destacar su patrimonio natural, pues junto a ella se encuentra el Parque Natural de las Hoces del Duratón, y gastronómico como capital mundial del cordero asado.
Medinaceli (Soria): Situada sobre un cerro que domina el valle del río Jalón, la localidad de Medinaceli debe su origen a la antigua Occilis, asentamiento de la tribu prerromana de los belos. Fue conquistada posteriormente por los romanos, a quienes se debe su famoso arco de tres vanos único en España. En la población actual sobresale la Plaza Mayor, donde se concentran edificaciones de renombre como la Alhóndiga o el Palacio Ducal.
San Martín del Castañar (Salamanca): Fundada en una de las repoblaciones que tuvieron lugar en estas tierras durante la Edad Media, la villa de San Martín del Castañar se despliega alrededor de su castillo, que incluye un cementerio en su interior. Además de la iglesia y hasta cuatro ermitas, ofrece al visitante buenas muestras de la arquitectura popular típica de esta zona serrana.
El Muyo (Segovia): Considerada uno de los mejores ejemplos de arquitectura negra en la sierra de Ayllón, la población de El Muyo está situada a casi mil trescientos metros de altitud al sur de la provincia segoviana. Entre sus edificaciones de pizarra destaca la iglesia, cuyo tejado es curiosamente de teja árabe a diferencia del resto de construcciones de la aldea.
Yanguas (Soria): Rodeada de un entorno de gran riqueza natural, la localidad de Yanguas está situada en el límite entre las comunidades autónomas de Castilla y León y La Rioja. Sobresale en ella su castillo árabe del siglo XII así como la torre de San Miguel, construida en estilo románico catalán y único resto de la iglesia del mismo nombre.
Villafranca del Bierzo (León): Villa de larga historia, Villafranca del Bierzo cobró especial importancia durante el comienzo de las peregrinaciones a Compostela en la Alta Edad Media. Alcanzó su esplendor en siglos posteriores y prueba de ello son edificaciones como el castillo de los Condes de Peña Ramiro y la colegiata de Santa María, ambas datadas en la primera mitad del siglo XVI.
La Alberca (Salamanca): Pueblo tradicional donde los haya, La Alberca aglutina en torno a sí un buen número de manifestaciones tanto arquitectónicas como populares, generalmente asociadas a un marcado sentimiento religioso. Entre las primeras destaca la iglesia parroquial del siglo XVIII mientras que en las últimas sobresale la celebración del Diagosto, ofertorio en honor a la Virgen de la Asunción impregnado de diversas muestras de folklore típico.
Muy buena selección, que da ganas enorme de coger coche y visitar todos los pueblos que recomiendas. Algunos de ellos los conozco, y además recuerdo perfectamente que fue gracias a tus siempre acertados consejos: El Muyo y Madriguera en Segovia. Un abrazo
Dani
Me alegra que mis consejos te sirvieran de ayuda, Dani. Particularmente me encantan estas poblaciones donde el tiempo parece haberse detenido. En alguna de Cataluña, como Besalú y Montblanc, ya he estado y me gustaron mucho. A varias otras les tengo echado el ojo para un futuro viaje. 😉
Un abrazo.