Aunque sus fronteras temporales no están del todo claras, el arte románico surgió posiblemente durante el siglo X y se extendió a lo largo de tres siglos, hasta aproximadamente la mitad del siglo XIII. Curiosamente, lo hizo a la vez en diversos lugares situados en lo que hoy conocemos como Europa Occidental y, aunque los estilos desarrollados en cada uno de ellos tienen características propias, en el fondo subyace un sustrato común. Con el tiempo, esta tendencia arquitectónica fue conformándose y adquiriendo una entidad diferenciadora respecto a las muestras arquitectónicas previas.

A pesar de ser poco más que un advenedizo en esto del arte, la arquitectura románica siempre ha sido mi niña mimada. Carente por completo de los excesos que surgirían más tarde, desprovista de muestras efectistas a la manera de las acostumbradas en las épocas moderna y contemporánea, demostrando siempre un sentido del humor subyacente en sus representaciones escultóricas, el románico me ofrece ese minimalismo y esa ironía que tanto encajan con mi personalidad. No quiere esto decir que yo sea un experto en este movimiento artístico, porque no lo soy en absoluto, pero creo que dispongo de suficiente bagaje para aceptar el reto propuesto por Jordi y Dani con el fin de descubrir nuestros monumentos románicos favoritos.

Y, sin más preámbulos, aquí van los míos. Debo decir que tengo unas lagunas que espero poder corregir algún día, pero también que no he tenido más remedio que dejar fuera algunos sitios que seguramente merecerían estar en esta recopilación. Espero que los disfrutéis, porque todos estos lugares me han hecho creer que nuestros antepasados de hace un milenio se habrían sentido orgullosos de que sus obras fueran elogiadas y aceptadas como lo son hoy día. Al menos por mi parte.

Iglesia de San Clemente (Taüll, España): Desde muy niño tuve claro que esta era mi iglesia favorita y que no pararía hasta que consiguiera visitarla. Tuve que esperar muchos años, pero al fin lo conseguí y me dejó un poso de certidumbre, de que en ninguna manera me había equivocado. Lástima que los espectaculares frescos de su ábside fueran arrancados y llevados a un museo, siendo sustituidos por unas anodinas copias.

Basílica de San Isidoro (León, España): Al contrario que en el anterior templo, aquí los frescos de su panteón lucen en todo su esplendor. Tanto, que ese lugar es conocido con todo merecimiento como la Capilla Sixtina del románico. En tan extraordinario lugar se encuentran sepultados hasta una docena de reyes leoneses, acompañados de sus cónyuges y otros familiares. Los frescos que los acompañan son simplemente asombrosos.

Catedral de San Pedro y San Jorge (Bamberg, Alemania): Magnífica edificación cuya construcción finalizó en el siglo XIII, la catedral de San Pedro y San Jorge está situada sobre un promontorio que domina la ciudad bávara de Bamberg. La versión anterior del templo era original del siglo XI, pero fue destruida por un incendio y reemplazada por esta otra, que muestra un estilo románico tardío en el que destacan sus cuatro torres.

Castillo de los Condes (Gante, Bélgica): A pesar de que el predominio del arte religioso durante el románico fue evidente, no se puede obviar tampoco la arquitectura civil. Un buen ejemplo de ello es el castillo de los Condes, situado en la localidad de Gante, hoy día en Bélgica. Conocido localmente como Gravensteen, en él pasó su infancia el monarca español Carlos I, hecho del que sus convecinos actuales no se sienten especialmente orgullosos.

Iglesia de Saint Trophime (Arles, Francia): Antigua catedral, la iglesia de Saint Trophime se halla en el lugar donde estuvo situado un templo del siglo V, en la plaza de la localidad de Arles. Destaca su magnífica portada occidental, cuyo tímpano representa la figura del Pantocrátor, así como el claustro, parte del cual fue terminado a finales del siglo XIV, ya en pleno estilo gótico.

Basílica de Saint-Sernin (Toulouse, Francia): Considerada habitualmente el templo románico de mayores dimensiones que existe, la basílica de Saint-Sernin fue construida a finales del siglo XII como homenaje a San Saturnino, que fue martirizado en sus proximidades durante el siglo III. Sus dimensiones son impresionantes para la época, como lo demuestra su campanario de más de sesenta metros de altura.

Muralla de Ávila (Ávila, España): Realizada con fines defensivos a finales del siglo XI, la de Ávila es la muralla medieval mejor conservada no tan solo en España, sino seguramente en todo el mundo. Baste decir que conserva un perímetro de más de dos kilómetros y medio, unas noventa torres y un total de nueve puertas. Entre éstas destaca la denominada Puerta del Alcázar, que impresiona por la magnitud de los dos torreones que la definen.

Sé Velha (Coimbra, Portugal): La catedral vieja de Coimbra fue construida para conmemorar la victoria en una batalla, al igual que otros monumentos lusos. Ocurrió esto en el siglo XII y, a pesar de algunas reformas posteriores, el templo sigue siendo uno de los mejores ejemplos del románico portugués. Destaca el alto número de capiteles, esculpidos en su mayoría con motivos vegetales y geométricos, lo que ha llevado a pensar en una autoría mozárabe.

Iglesia de San Miguel (Engolasters, Andorra): Pequeño templo románico localizado en medio del Pirineo, la iglesia de San Miguel fue construida probablemente a comienzos del siglo XII junto a la actual localidad andorrana de Engolasters. Uno de sus datos más llamativos es la asimetría que muestra debido al desproporcionado tamaño de su campanario con respecto a la nave. Lamentablemente, sus pinturas murales están expuestas en un museo y han sido sustituidas por copias.

Claustro de Santo Domingo de Silos (Santo Domingo de Silos, España): Auténtico paradigma de los claustros, sean románicos o de cualquier otro estilo, el de Santo Domingo de Silos fue diseñado en dos periodos de tiempo. El primero corresponde a su planta inferior y lo fue probablemente en la segunda mitad del siglo XI. El segundo lo hace con la parte superior y debió serlo seguramente a finales del siglo XII. Ambas parecen rendir homenaje a su habitante más ilustre, el famoso ciprés de Silos.

Iglesia de San Pedro (Lárrede, España): Construida a mediados del siglo XI en las inmediaciones de la actual ciudad oscense de Sabiñánigo, la iglesia de San Pedro de Lárrede es quizás el ejemplo más destacado del denominado románico del Serrablo. Se trata de un templo absolutamente minimalista, con nula decoración escultórica y cuya única nave finaliza en un ábside semicircular.

Basílica de San Marcos (Venecia, Italia): Debido a mi escasa experiencia en cuestiones históricas y artísticas, no me atrevo a afirmar si la veneciana basílica de San Marcos puede ser considerada un templo románico o no. Aunque su estructura es claramente bizantina, tanto el periodo de tiempo en que fue edificada como el lugar elegido para ello la situarían en un ámbito puramente románico en su caso. Fue concebida a mediados del siglo IX para guardar las reliquias del santo titular y reconstruida en el siglo XI, época en la que adquirió su aspecto actual.

Puente Viejo (Besalú, España): Concebido como un acceso fortificado a la población gerundense de Besalú, el Puente Viejo fue construido en su versión inicial durante la segunda mitad del siglo XI. Desde entonces ha sufrido diversas reestructuraciones, la más seria posiblemente en el siglo XVII, que le han dado su imagen actual, seguramente muy diferente de la que tenía en su origen. Aun así, sus ocho arcos y la única torre que queda de las al menos dos que debió tener, le confieren un aspecto genuinamente medieval.

Catedral de la Asunción y San Geminiano (Módena, Italia): Edificada a finales del siglo XI sobre el sitio donde reposaban los restos de San Geminiano, patrón de la localidad, la catedral de Módena es seguramente el ejemplo más destacado del románico transalpino. Destacan los fabulosos relieves de sus fachadas, que representan diversas escenas bíblicas, así como la famosa torre Ghirlandina, campanario del templo que se eleva hasta casi los noventa metros de altura.

Ciudadela medieval (Carcassonne, Francia): Para terminar, nada mejor hacerlo con una fastuosa obra del románico civil, como lo es la ciudadela de Carcassonne. Rodeada por una muralla de casi tres kilómetros de longitud, en su interior se situaba la ciudad histórica. Aunque en este lugar ya existieron diversas poblaciones fortificadas con anterioridad, la que ha llegado hasta nosotros desprende un aroma típicamente medieval. A pesar de la un tanto desafortunada restauración que sufrió en el siglo XIX, o quizás debido a ella.

Podéis ver las quince construcciones románicas elegidas por Jordi aquí y las elegidas por Dani aquí.