Decididamente romántico, el parque de La Florida de Vitoria fue diseñado en la primera mitad del siglo XIX alrededor de un kiosco de música situado en el centro de la ciudad. Poco después fue ampliado a partir de unas tierras pertenecientes a un antiguo convento. Fue entonces cuando adquirió su aspecto actual, de evidente influencia francesa. Diversos elementos, como puentes y escaleras, están perfectamente mimetizados con la naturaleza circundante, algo a lo que contribuyen grutas y cascadas artificiales que se integran genuinamente en el entorno. Cuenta con aproximadamente un centenar de diferentes especies de árboles traídos de diversas zonas del mundo y se le considera el jardín botánico de la capital vasca.