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14+7 cementerios que conviene tomar en serio

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Durante esos maravillosos años que conformaron mi infancia, y me hicieron ser la persona que actualmente soy, resultaba difícil comprender la llegada de noviembre sin tener en cuenta un par de tradiciones inviolables. La primera era salir al campo a hacer un magusto, es decir una hoguera donde asar un puñado de castañas para compartirlas con tus amigos. No menos importante resultaba visitar el cementerio local para rendir homenaje a tus seres queridos fallecidos y allí enterrados que, aunque no pueda decirse que aguardaran expectantes tu llegada, en el fondo estoy convencido de que se alegraban al verte.

Quizás debido a esta última tradición y a toda la carga genética que conlleva el hecho de que durante generaciones tus antepasados hayan hecho lo propio, el caso es que durante mi vida viajera una de mis constantes ha sido la de visitar diferentes camposantos. Podéis considerarme morboso si os place, pero en pocos sitios he encontrado la tranquilidad que muestran estos lugares, con algunas excepciones como podéis ver a continuación. No es solo eso, también en muchos de ellos he tenido oportunidad de ver magníficas obras de arte que no envidian para nada a las contenidas en los mejores museos.

Harto de zombies, de calabazas, de niños pidiendo truco o trato sin tener la menor idea de lo que ello significa, de palurdos disfrazados de fantasmas que se inflan de bloody marys en fiestas insulsas, he decidido rendir un homenaje a quienes se desplazan hasta los cementerios estos días de noviembre, que en el fondo es hacerlo a mi infancia. No importa si eres creyente o no, que credo practicas en el caso de que lo hagas o incluso cuales son las razones que te llevan a visitar el camposanto más cercano estos días. Lo fundamental es resistirse a que una absurda tradición sajona se imponga a las locales, como tristemente está sucediendo cada vez con más asiduidad.

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Ciudad de los Muertos (El Cairo, Egipto): Atendiendo a mi opinión, el cementerio por excelencia como lo demuestran múltiples datos. Con nada menos que seis kilómetros y medio de longitud, el número de los allí enterrados resulta incalculable. No solo eso, también resulta difícil hacerse una idea de quienes pasan allí su día a día. Porque en el fondo la ciudad de los muertos se entremezcla con una auténtica urbe de los vivos, de esos cientos de miles de personas que viven allí su realidad cotidiana.

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Cementerio de Glendalough (Condado de Wicklow, Irlanda): Antiguo conjunto monástico paleocristiano, Glendalough muestra un indudable halo de misterio a todos los que hasta allí se acercan. Por todas partes existen numerosas lápidas, que apuntan a los diversos enterramientos que allí tuvieron lugar en tiempos altomedievales. Aunque su característica más destacada son las espectaculares cruces celtas que alberga, entre ellas la denominada Cruz de San Kevin, tallada en el siglo XII y que está considerada una de las más antiguas que se conservan en Irlanda.

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Mala’ekula (Nuku’alofa, Tonga): En el reino de Tonga existe aún un evidente sincretismo religioso entre las antiguas tradiciones animistas y las actuales, muchos más cercanas al cristianismo y otros credos. Este hecho es evidente en cualquiera de los múltiples cementerios esparcidos por el estado, incluido el lugar denominado Mala’ekula, donde son enterrados los monarcas de la actual monarquía dirigente.

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Necrópolis de Mizdakhan (Khodjeyli, Uzbekistán): Lugar de enorme importancia para los practicantes mazdeístas, no en vano piensan que Ahura Mazda creó allí al primer habitante de la tierra, Mizdakhan es también fundamental para los islamistas que vinieron posteriormente a ocupar su lugar. Numerosos mausoleos y lugares de culto dan fe de ello en este sitio tan poco conocido como imprescindible.

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Cementerio de Lom (Lom, Noruega): Cementerio luterano situado junto a una iglesia de madera tradicional en Noruega, Lom es todo un remanso de paz y tranquilidad. Poco o nada se sabe de quienes reposan allí eternamente y tampoco importa demasiado. Por la simetría que desprende la distribución de las tumbas junto a un lateral del templo es evidente que sus moradores ocupan un lugar privilegiado para los restos.

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Necrópolis de la muralla del Kremlin (Moscú, Rusia): Los enterramientos junto a la muralla del Kremlin moscovita comenzaron hace aproximadamente cien años, poco después del inicio de la revolución bolchevique. Entre los principales inhumados en este cementerio oficialmente ateo se encuentran Stalin, Dzerzhinsky, Brezhnev, Andropov y Chernenko, el último en ser enterrado allí hace ahora treinta años.

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Crédito: Matt Kieffer

Cementerio de la Recoleta (Buenos Aires, Argentina): Mi favorito entre los cementerios denominados de ciudad que he visitado. Debe su nombre a los frailes recoletos que allí fundaron un convento a comienzos del siglo XVIII. Con el devenir del tiempo el lugar se convirtió en necrópolis y actualmente alberga numerosas obras de arte, además de las numerosas personalidades allí inhumadas. Entre ellas destaca la figura de Eva Duarte, la inolvidable Evita.

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Necrópolis del Valle de San Benito (Municipio de Valencia de Alcántara, España): Prácticamente desconocida, la necrópolis del Valle de San Benito alberga una decena de tumbas junto a la frontera hispanoportuguesa. Un halo de misterio envuelve a estos sepulcros excavados en la roca y se desconoce casi todo sobre ellos. Para los expertos son de origen tardorromano o paleocristiano, hecho que las dataría entre los siglos III y VI, pero es posible que sean incluso anteriores.

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Crédito: Mil viatges

Antiguo cementerio judío (Praga, República Checa): Situado en Josefov, el antiguo barrio judío de Praga, este cementerio fue utilizado desde el siglo XV al XVIII. En un reducido espacio de terreno se apelmazan numerosas tumbas, que al parecer superan las diez mil, donde se encuentran los restos de al menos cien mil de personas. Lamentablemente, el número de visitantes anuales es muy superior aún y el lugar se encuentra en una especie de equilibrio inestable que amenaza su conservación.

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Torres del silencio (Yazd, Irán): También conocidas como dakhmeh, las torres del silencio son lugares de enterramiento de seguidores del culto zoroastrista. En ellas dejaban los practicantes del mencionado credo los cadáveres de sus fieles al aire libre para que fueran devorados por los buitres. En las cercanías de la ciudad iraní de Yazd todavía existen un par de estos lugares, reminiscencias de una tradición que dejó de practicarse hace menos de un siglo.

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Greyfriars Kirkyard (Edimburgo, Reino Unido): Si hay un cementerio que ha llegado a impresionarme en mi vida, sin duda ha sido el de Greyfriars en Edimburgo. Antes de visitarlo había leído numerosas historias sobre este lugar, entre ellas la del perro Bobby, que no dejó de visitar la tumba de su amo hasta su muerte. Unido esto a la habitual neblina a la caída de la tarde en la capital escocesa y al hecho de ser prácticamente el único visitante a aquellas horas, no puedo menos que admitir que salí por pies de un lugar donde se respira un ambiente que aún me pone la piel de gallina cuando lo recuerdo.

Skogskyrkogarden
Crédito: Holger Ellgaard

Skogskyrkogården (Estocolmo, Suecia): Completamente diferente al anterior, el cementerio del bosque es un remanso de paz y tranquilidad. Fue fundado hace aproximadamente un siglo en la capital sueca y contiene aproximadamente medio centenar de miles de tumbas. Se caracteriza por su funcionalidad nórdica y su austeridad luterana, y entre sus moradores de renombre destaca la figura de la actriz Greta Garbo.

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Cementerio de Tuura Suu (Región de Issyk-Kul, Kirguistán): A caballo entre las tradiciones animistas y las creencias islámicas que vinieron después, los cementerios kirguises son otro claro ejemplo de sincretismo religioso. Si a ello se le añaden las costumbres soviéticas que les fueron impuestas durante varias décadas, como la del uso de la estrella de las cinco puntas, se llega a una curiosa y atractiva mezcolanza de la que el cementerio de la localidad de Tuura Suu es un magnífico ejemplo.

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Cementerio de Săpânţa (Săpânţa, Rumanía): Y como tanta solemnidad no puede ser buena, acabamos con un cementerio donde el título de esta entrada es del todo punto inaplicable. El cementerio alegre de la localidad rumana de Săpânţa es un lugar que no debes tomarte en serio si algún día lo visitas. Sus moradores así lo decidieron hace décadas, con el fin de quitar trascendencia a un hecho tan cotidiano y aburrido como lo es el de morir. Cuando me llegue la hora, espero ser incinerado como lo eran mis antepasados lusitanos, pero si alguien decide que debo ser enterrado, me gustaría serlo en un sitio como éste. Quitándole hierro al asunto e intentando provocar una sonrisa entre aquellos que, a principios de noviembre, decidieran venir a visitarme. Sin zombies, ni calabazas, ni niños vestidos de fantasma, ni tan siquiera bloody marys. Tan solo os pido un brindis con palinka, el exquisito aguardiente de ciruela local, para desearme suerte en el tránsito hacia ése tan denostado como incomprendido más allá.

Actualización en octubre de 2017

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Cementerio marítimo de Sulina (Sulina, Rumanía): Curiosa población situada en el punto más al este de Rumanía, Sulina es accesible tan solo por barco debido a su emplazamiento al final del delta del Danubio. Fue declarada puerto franco en la segunda mitad del siglo XIX y hasta dieciocho nacionalidades diferentes llegaron a coexistir en ella. Este cosmopolitismo se refleja en su cementerio marítimo, donde están enterrados desde griegos a británicos pasando por rusos o austriacos. Buena parte de las tumbas están ocupadas por marineros, incluso una de ellas por un pirata y la de al lado por una princesa. Aunque las que más me impresionaron fueron las de una pareja de jóvenes británicos que murieron en un naufragio, intentando salvar el uno a la otra en una especie de Romeo y Julieta en versión decimonónica.

Actualización en octubre de 2018

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Cementerio del Monte de los Olivos (Gobernación de Jerusalén, Palestina): Establecido hace más de tres mil años en una ladera del Monte de los Olivos, se calcula que este cementerio judío alberga unas trescientas mil tumbas pertenecientes a diferentes periodos. Muchos practicantes de este credo, procedentes de todo el mundo, eligen este lugar para su eterno descanso, al igual que lo hacen numerosas personalidades hebreas. Desde allí, por fin, todos ellos pueden disfrutar de excelentes vistas sobre la añorada ciudad vieja de Jerusalén.

Actualización en octubre de 2019

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Cementerio Santa María Magdalena de Pazzis (San Juan, Puerto Rico): Pegado al exterior del fuerte de San Felipe del Morro se halla este camposanto. Empezó a ser usado en la época colonial, concretamente a mediados del siglo XIX, y su denominación hace referencia a la santa florentina de ese nombre, a quien se le atribuyen diversos milagros. Al parecer, se situó al otro lado de la muralla del fuerte y mirando al mar con el fin de simbolizar el paso al más allá. Entre los personajes ilustres allí enterrados se encuentran el actor José Ferrer y el poeta Pedro Salinas.

Actualización en octubre de 2020

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Necrópolis de Los Millares (Municipio de Santa Fe de Mondújar, España): Cerca de un centenar de tumbas colectivas se ubican en el exterior de la muralla que rodeaba el asentamiento prehistórico de Los Millares. La mayor parte de ellas tienen forma de tholos, aunque también hay varias cistas e incluso tres sepulturas formadas por ortostatos. Las cámaras, a las que se accedía mediante un corredor, son circulares, con un diámetro aproximado de unos cinco metros. En cada una de ellas eran inhumadas varias decenas de individuos, que eran sepultados con su correspondiente ajuar y probablemente agrupados por su pertenencia a un determinado clan familiar.

Actualización en octubre de 2021

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Necrópolis Shah-i-Zinda (Samarcanda, Uzbekistán): Aunque parezca un contrasentido, la denominación de esta necrópolis significa el rey viviente. La razón subyacente es que en ella se encuentra enterrado Qusam ibn Abbas, de quien se asegura que siguió vivo después de ser decapitado. Ocurría esto en el siglo VII y parece que tuvo algo que ver el hecho de que el finado era primo del profeta Mahoma. Otros ilustres enterrados en este lugar fueron la hermana y la sobrina de Tamerlán, además de Tuman Aka, su esposa más joven, cuyo atractivo mausoleo está decorado con motivos geométricos.

Actualización en octubre de 2022

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Necrópolis de San Miguel (Monsanto, Portugal): Volviendo a esas grandes desconocidas que son las necrópolis paleocristianas, una de las que más me ha impactado es la que se encuentra en la población lusa de Monsanto. Diversas tumbas antropomorfas salpican parte del recinto del castillo local, especialmente en las inmediaciones de las ruinas de la ermita de San Miguel. Ésta está datada en el siglo XII, por lo que los primeros sepulcros serían anteriores, aunque los enterramientos siguieron produciéndose durante varios siglos más. Al menos ochenta sepulturas se han encontrado hasta la fecha, pero probablemente haya bastantes más aún por localizar.

Actualización en octubre de 2023

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Tumbas saadíes (Marrakech, Marruecos): Muchos las consideran un mausoleo, pero en realidad las denominadas tumbas saadíes son propiamente un cementerio, al estar unas sesenta personas enterradas en ese lugar. Están ubicadas en la localidad marroquí de Marrakech y las sepulturas principales corresponden a un sultán saadí de finales del siglo XVI y su progenitora. El resto fueron destinadas a albergar los cuerpos de otros familiares, algunos de sus sucesores y sus familias, así como de varios de sus sirvientes y soldados.

12 COMENTARIOS

  1. Me encanta!! Las Torres del Silencio de Irán es curioso que aun conserven el legado Zoroastrista. Desconocía que en la Muralla del Kremlin hubiera tanto enterramientos. Del cementerio Greyfriars hace poco para mi artículo leí del tema y lo que me encontré justifica que se te erizaran los pelos aquella tarde. Resulta que el espíritu del abogado Mackenzie cuenta con varias centenas de turistas y curiosos afectados por su atormentada alma que se han llevado de suvenir tras su visita mordiscos, golpes y arañazos. El cementerio Alegre de Rumanía supe de su existencia a través de Monica que estuvo allí y me encantaron las historias de las lapidas. Enhorabuena por el artículo 🙂

    • Celebro que te haya entretenido el artículo, Vero. El espacio junto a la pared del Kremlin es un auténtico cementerio ateo, donde juntaron a los prebostes del antiguo PCUS para pasar a la inmortalidad. Excepto al mayor de todos, Lenin, que tiene su propio espacio muy cerca de ellos, como bien sabes.

      He oído que el sitio donde está enterrado Mackenzie en Greyfriars está cerrado al público, precisamente por los efectos que mencionas. Yo estuve por allí y no recuerdo haber sufrido ningún arañazo o golpe, pero me mantuve a distancia por si acaso. Visitar este espacio, especialmente a la caída de la tarde, es para valientes. Incluso los locales no se atreven a ir por allí, tengo entendido.

      El cementerio de Sapanta es muy curioso, seguro que pasarías un buen rato allí. Y si entiendes lo que está escrito en las cruces, siempre en tono humorístico, mejor aún. este lugar consiguió sacarme no una, sino varias sonrisas.

      Muchas gracias por tu comentario y un abrazo.

  2. ¡Gracias por esta aportación, Florencio, es muy didáctica! He de reconocer que trato de evitar entrar en los cementerios, pero algunos son verdaderas maravillas. La muerte existe, y el ser humano vivo ha de enterrar a sus muertos. Es parte del ciclo de la vida. Y en ello también existe arte.

    • Muchas gracias, Jorge. A mí siempre me ha gustado visitar los cementerios ( de día, por supuesto 🙂 ) porque me causan una sensación de paz. Más que a los muertos, suelo temer a algunos que están muy vivos. En mi opinión, la muerte es algo tan natural como la vida, a pesar de que no nos preparen para ella. Y como bien dices, también existe arte en el hecho de enterrar a los difuntos.

      Un abrazo.

    • Seguro que tú conoces muchos tan interesantes como éstos o más. El de La Recoleta me gustó mucho, como todo Buenos Aires en general.

      Muchas gracias por tus palabras y un abrazo.

  3. Aqui una que también tiene esa costumbre.Hay autenticas maravillas , y muchas curiosidades. El último que «descubrí» fue el Monumentale de Milán.Por cierto, el de mi » pueblo» acaba de llevar un premio. Gracias por este estupendo artículo.Un abrazo

    • Muchas gracias, Trini. El de Milán que mencionas no lo conozco, una buena razón para volver a una ciudad que me gusta mucho y que en mi opinión está subestimada por los viajeros. He oído algo de unos premios a los cementerios en estas fechas. De hecho uno de ellos se lo ha llevado el de Montánchez, un pueblo de Cáceres que conozco aunque nunca he visitado el camposanto. Creo que el premio al que te refieres se lo han dado a un panteón, ¿no? Seguro que es muy interesante, cuando vuelva a Lugo daré una vuelta por allí.

      Un abrazo.

  4. El de Milán, creo que merece mucho la pena, hace honor a su nombre, Monumentale. Y sí, es una ciudad totalmente subestimada como tu bien dices. He ido una segunda vez y me han quedado cosas para una tercera visita…
    Si, el premio es a un panteón neogotico que hay en el cementerio de Lugo. El de Montanchez creo que ganó el primer premio.
    A mi pueblo, estás invitado a volver cuando quieras!

    • A ver cuando puedo volver por allí. Me he dejado muchas cosas en el tintero de Galicia en general y de Lugo en particular, tendré que ponerle remedio algún día.

      Un abrazo y muchas gracias por la invitación.

  5. De tu lista solo conozco cuatro, como dice Mercè, tengo que viajar más. Me encanta visitar cementerios, los hay de tantos tipos, son sitios muy interesantes, al menos para mí que me he pasado unos años trabajando en una necrópolis romana. El último que he visitado es el de Edimburgo y me quedé con ganas de más porque estuve poco tiempo. Ojalá con el tiempo complete toda tu lista, me parecen todos muy interesantes, sobre todo el de Las Torres del Silencio, me imagino que el espectáculo debía ser intenso, pero oye, no es mal final, así formas parte de la cadena de la vida (en el Tibet creo que siguen con esta práctica). Un saludo y felicidades por esta estupenda selección.

    • Salvo en el cementerio Greyfriars de Edimburgo, donde la sugestión obró milagros, en el resto de estos cementerios he pasado buenos momentos. Me gusta disfrutar de la paz y la serenidad que transmiten estos lugares y también rendir un pequeño homenaje a quienes allí descansan. Aparte de éstos, hay varios otros que me gustaron mucho. Por ejemplo, un pequeño camposanto situado en La Vera donde reposan los restos de soldados alemanes abatidos durante la I Guerra Mundial. Es un sitio casi desconocido, incluso para los propios extremeños, pero absolutamente recomendable.

      Muchas gracias por tu comentario y un abrazo.

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