Con una superficie de 594,83 kilómetros cuadrados, Valencia de Alcántara ocupa la trigésimo novena posición entre los más de ocho mil municipios españoles existentes en la actualidad por extensión. Situado al oeste de Extremadura, ejerce el papel de frontera, delimitada en buena parte de su superficie por el río Sever, con el vecino estado luso. Puesto que su población es de cinco mil doscientos treinta y seis habitantes en 2023, la densidad poblacional apenas llega a 8,80 habitantes por kilómetro cuadrado, tasa que no deja lugar a dudas sobre el despoblamiento que sufre el término municipal.

Estructurado en torno al Barrio Gótico, como se conoce al centro histórico, el casco urbano de Valencia de Alcántara se despliega hacia ambas laderas del cerro donde está situado su castillo. Todo el conjunto alberga un patrimonio monumental de primer orden, que está complementado por un rico acervo popular puesto de manifiesto mediante diversas tradiciones. Éstas incluyen la cetrería, declarada Patrimonio Cultural Inmaterial por la UNESCO en 2021 así como Bien de Interés Cultural con la categoría de Patrimonio Cultural Inmaterial de Extremadura en 2023, que fue muy practicada antaño pero que poco a poco ha ido pasando al olvido; la trashumancia, declarada Patrimonio Cultural Inmaterial por la UNESCO en 2023 y que asimismo ha caído en desuso; la jota, que se pone de manifiesto en las actuaciones del grupo folclórico local Juéllega Extremeña y es candidata a ser declarada Patrimonio Cultural Inmaterial por la UNESCO desde 2019; el toque manual de campanas, declarado Patrimonio Cultural Inmaterial por la UNESCO en 2022 así como Bien de Interés Cultural con la categoría de Patrimonio Cultural Inmaterial de España en 2019, igualmente olvidado pero que está empezando a retomarse; la construcción en piedra seca, declarada Patrimonio Cultural Inmaterial por la UNESCO en 2018; el arte urbano, figurado mediante excelentes murales que muestran el folklore y los monumentos del municipio; y una excelente gastronomía basada en la dieta mediterránea, a su vez declarada Patrimonio Cultural Inmaterial por la UNESCO en 2013, que está bien representada por platos como el cocido y el buche extremeño. No se queda atrás el vasto y bien cuidado patrimonio natural disperso por todo el municipio.

Acerca del pasado valenciano-alcantarino existen aún numerosas confusiones. Desde que a mediados del siglo XIX la investigación histórica empezara a ponerse de moda en España, siempre con mayor voluntad que criterio, los equívocos respecto a esta población no han hecho más que incrementarse. Llevados por el entusiasmo y la falta de rigor, numerosos estudiosos, locales la mayoría de ellos, han intentado demostrar el pasado romano de la localidad sin demasiados argumentos. Si tenían constancia de un puente con sillares, tenía que ser romano sin duda. Si había un acueducto, su origen debía de estar en el Imperio. Fuentes, calzadas, ruedas presuntamente de molino, no podían más que formar parte de aquellos tiempos en que las legiones de Escipión derrotaron a los animosos lusitanos.

Nada más lejos de la realidad. La única población de la que se tiene constancia como realmente romana en las inmediaciones es Ammaia, en la actualidad en territorio luso. No quiere esto decir que en el término municipal de Valencia de Alcántara no existieran villas como la de Albarragena que, en mayor o menor medida, han ido mostrándose poco a poco. Pero una población como tal probablemente no existió hasta tiempos musulmanes, cuando fue fundado el castillo que casi con toda seguridad dio origen a la localidad.

Los equívocos en torno al patrimonio valenciano-alcantarino comenzaron pues hace casi doscientos años y han continuado hasta la actualidad. Afortunadamente, algunos investigadores, generalmente foráneos, han dedicado sus esfuerzos a la tarea de desfacer entuertos e intentar aclarar, de una vez por todas, el origen del inmenso patrimonio local. Porque Valencia de Alcántara no necesita para nada de un presunto y erróneo origen romano para presumir de su enorme legado, ése que la sitúa a la altura de casi cualquier municipio que en el estado español ha sido. Los interesados tenéis aquí algunos ejemplos.

Prehistoria: No cabe duda alguna de que Valencia de Alcántara estuvo poblada desde muy antiguo. Buena prueba de ello es el enorme patrimonio megalítico que almacena su término municipal. Dólmenes como Zafra II, Zafra III, Zafra IV, Lanchas I, Lanchas II, Datas I, Cajirón I, Cajirón II, Tapada del Anta, Huerta de las Monjas, El Mellizo, La Barca o el fabuloso Tapias I merecen ser destacados a nivel mundial. Así hasta más de cuarenta, que en su conjunto fueron declarados Bien de Interés Cultural con la categoría de Zona Arqueológica en 1992. También se han hallado diversas muestras de pinturas rupestres esquemáticas, entre las que sobresalen las encontradas en Puerto Roque, así como al menos un ejemplo de círculo de piedras que, avanzando su presunta funcionalidad, empieza a ser denominado Crómlech de Las Lanchuelas. Incluso existen varios castros, en general en un mejorable estado de conservación. Para completar el conjunto, los misteriosos Cancho del Rayo y Cancho Penero podrían haber sido utilizados como altar rupestre en el pasado.

Periodo paleocristiano: Tras un discutible poblamiento durante el periodo romano, puesto que hasta la actualidad no se han encontrado otros restos que los de algunas villas, las evidencias de población se incrementan en el periodo paleocristiano. En este caso nos han llegado a través de tumbas antropomorfas o lagares, suerte de molinos primigenios, como los encontrados en la necrópolis del Valle de San Benito y la vecina necrópolis de La Barca.

Arquitectura religiosa: Entre las iglesias existentes en el término municipal de Valencia de Alcántara la más interesante es la iglesia de Rocamador, declarada Bien de Interés Cultural con la categoría de Monumento en 1981, aunque hay que mencionar también la iglesia de la Encarnación, del siglo XV. La iglesia de San Antonio de Padua sirve como tercer templo parroquial desde mediados del siglo XX. Se conservan además los antiguos conventos de San Pedro, de Santa Ana y de San Francisco. Por su parte, aunque las ermitas construidas en el municipio a lo largo del tiempo superaron la veintena, la mayor parte de ellas fueron derruidas, están en estado de ruina o pasaron a manos privadas. Las dos más carismáticas están situadas sobre sendas colinas cercanas a la población, de la que ofrecen buenas vistas al visitante. Se trata de la ermita de Valbón, del siglo XVI y en estado de semirruina, y la ermita de los Remedios, donde se celebra el culto a la Virgen homónima, patrona local. Algo más alejada, pero dotada de un gran encanto e integrada en un entorno de gran belleza, se encuentra la ermita de la Virgen de la Cabeza. Existen también dos cruces de término, una de ellas localizada al pie del cerro de San Ginés y la otra, popularmente conocida como Cruz de la Avelina, en la salida de la población por el camino de Montetrigo. Ambas están declaradas Bien de Interés Cultural de forma genérica mediante un Decreto publicado en 1963.

Arquitectura civil: La fecha exacta de la fundación de Valencia de Alcántara se desconoce, puesto que no hay constancia de ella en archivo alguno. Pero es muy probable que el germen a partir del cual se desarrollara la población fuera su castillo, de origen árabe y anterior al siglo XIII, que fue declarado de manera genérica Bien de Interés Cultural con la categoría de Monumento por un Decreto promulgado en 1949. Bajo éste se sitúa el denominado Barrio Gótico, declarado Bien de Interés Cultural con la categoría de Conjunto Histórico en 1997 y compuesto por diversas calles que muestran al visitante decenas de características portadas ojivales, retrotrayéndolo a lo que era la villa en el siglo XV. Muchas de las viviendas, antiguas casas solariegas, mantienen aún los blasones que caracterizaban al linaje de su propiedad en el pasado. Cada uno de ellos está declarado Bien de Interés Cultural de manera genérica mediante un Decreto emitido en 1963. Quizás la edificación más representativa del barrio sea la popularmente conocida como La Sinagoga, aunque existen dudas más que razonables de que sirviera como tal. Ya en el límite del Barrio Gótico se halla la plaza de la Constitución, presidida por el edificio del Ayuntamiento, mientras que una plaza de toros del siglo XIX emerge ante los ojos del viajero en la parte más nueva de la localidad. Completan la atrayente obra civil del municipio puentes como los históricos Puente de Abajo y Pontarrón de los Garabíos; fuentes como las atractivas Fuente de Monroy y Fuente de La Playa; la bien conservada Puerta de las Huertas, única que se mantiene en pie entre las que daban acceso al interior del recinto amurallado en el pasado; y un espectacular acueducto de varios kilómetros de longitud.

Recursos naturales: En Valencia de Alcántara se conoce localmente como La Campiña al entorno que rodea a un conjunto de pedanías situadas entre el núcleo principal de población y la frontera con Portugal. Destaca en él la presencia de berrocales graníticos como el de Las Datas, declarado Monumento Natural de Extremadura en 2020, que fueron utilizados en la Prehistoria para la construcción de dólmenes, menhires y necrópolis, así como de rocas aisladas tan simbólicas como la curiosa Porra del Burro. Sobresale también la envoltura arbórea que recubre esta comarca, con diversos árboles singulares entre los que hay que mencionar ejemplares centenarios de castaño y de eucaliptus, a pesar de no ser esta última especie autóctona en la zona. El lado este del término municipal está recorrido por las estribaciones de la sierra de San Pedro, donde predomina el bosque mediterráneo y que forma parte de la Red Natura 2000 bajo las figuras de Zona de Especial Conservación (Z.E.C.) y Zona de Especial Protección para las Aves (Z.E.P.A.), estando asimismo declarada Zona de Interés Regional. Parte del lado oeste la delimitan dos estribaciones de la sierra de São Mamede, denominadas respectivamente Sierra Fría y Sierra de las Peñas. Desde 2016, el municipio valenciano-alcantarino forma parte de la Reserva de la Biosfera Tejo/Tajo Internacional, que incluye el Parque Natural Tajo Internacional, creado en 2006, y que asimismo forma parte de la Red Natura 2000 bajo las figuras de Zona de Especial Conservación (Z.E.C.) y Zona de Especial Protección para las Aves (Z.E.P.A.). Varios ríos irrigan el territorio, entre los que cabe mencionar la rivera de Jola, que forma parte de la Confederación Hidrográfica del Guadiana, así como la rivera de Avid y el río Alburrel, que pertenecen a la Confederación Hidrográfica del Tajo. Además, el río Sever sirve como frontera entre el término municipal y el estado de Portugal en buena parte de su recorrido. Por último, en La Campiña concluía la Cañada Real Burgalesa, candidata a ser declarada Patrimonio Mundial por la UNESCO desde 2007.

Festejos populares: Y si Valencia de Alcántara destaca tanto por su patrimonio cultural como por el natural, el costumbrista no los desmerece en absoluto. Numerosos festejos populares se celebran a lo largo del año, con amplia participación por parte de la ciudadanía. Destacan entre ellos la Romería de San Isidro, que se desarrolla en las calles de la localidad cada quince de mayo y fue declarada Fiesta de Interés Turístico Regional de Extremadura en 1976. La celebración de la Cruz de Mayo tiene lugar cada día tercero de ese mismo mes, cuando las calles de la población amanecen decoradas con floreadas cruces. Un par de días antes se celebran Los Mayos, tradición ancestral que denuncia ciertos sucesos en tono satírico. Ya en el mes de agosto se conmemora un evento histórico, ocurrido a finales del siglo XV, en la denominada Boda Regia, que también es Fiesta de Interés Turístico Regional de Extremadura, desde 2016 en su caso. Sin olvidar la Semana Santa, popular tradición religiosa entre los convecinos.